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“Puede ser bello y aterrador a la vez”: artista chileno creó inéditos paisajes lunares gracias a los archivos de las misiones Apolo

El trabajo de Nicolás Sánchez usó cerca de 8.000 fotografías, videos y relatos del banco público de la Nasa. Alguna de sus composiciones están hechas de 40 fotografías.

Las seis misiones Apolo a la Luna dejaron postales únicas en la Tierra: desde el primer plano al visor de un astronauta, el detalle de cómo las pisadas timbraban la arena lunar y la fotografía donde se muestra a nuestro planeta desde el satélite natural. Ese archivo histórico es precisamente el que repensó un artista chileno, y que gracias a un trabajo de largo aliento, produjo imágenes jamás antes vistas.

Nicolás Sánchez tuvo un trabajo colosal. Revisó durante tres años las 8.000 fotografías, audios, películas y comunicaciones por radio del banco de las misiones Apolo. Eso sí, se enfocó en lo que los 12 astronautas que pisaron alguna vez la Luna, captaron desde sus cámaras en la intemperie.

Su resultado fue conseguir imágenes a gran escala del paisaje lunar, donde los detalles de la misión se expanden para situarlos en la inmensa soledad que la misión significó para los humanos que allí llegaron. La mayoría de los paisajes se montaron a partir de 40 fotografías tradicionales, logrando un resultado y perspectivas jamás antes vistas en la Tierra.

Ya no es sólo un astronauta en primer plano, ni la bandera, ni el módulo lunar, sino que el paisaje completo que los cobijaba. Eso quería conseguir Sánchez, quien se define a sí mismo como un «artista sobre lo sublime, lo que puede ser bello y aterrador a la vez, con interés por las escenas alejadas de la acción, las menos científicas, las más humanas y contemplativas», según cuenta a Publimetro.

Sánchez presentó hace algunas semanas su trabajo en el MAC de la Universidad de Chile, situado en el Parque Forestal. ¿Todo por el 50 aniversario del Apolo 11? «No, la verdad es que fue sólo coincidencia. Comencé a trabajar en esto el año 2015 cuando estaba viviendo en Alemania. No me había detenido a pensar en el aniversario, ni menos imaginé la ola conmemorativa (…)  Con Huellas en el polvo intenté crear un espacio para re leer esa experiencia humana en otro cuerpo celeste»

El artista quería representar los «vértigos existenciales», representado, en este caso, a la vulnerabilidad humana que queda al descubierto «en la oscuridad profunda del espacio».

«Decidí trabajar sólo con los carretes de fotografías a color que hicieron los 12 astronautas que pisaron la superficie lunar y que dispararon -a ciegas porque las cámaras no tenían visor- mientras realizaban actividades a la intemperie, fuera del módulo lunar, lo que redujo el universo de imágenes a 3.000. Fue mucho tiempo de visionado de imágenes, de investigación para comprender cómo estaba organizado el material y de estudio para entender lo que estaba viendo», recalca.

Lo bello y aterrador

Si quieres más detalles del trabajo de Sánchez, a continuación la entrevista completa al artista:

Armar una exhibición fotográfica a partir de las más de 8 mil fotos del banco de la Nasa suena a muchísimo quehacer, ¿cómo fue ese trabajo para armar tu proyecto y qué te motivó a realizarlo?
-Fue un proceso que tardó 3 años… De las 8.000 imágenes que componen la base del archivo de las misiones Apollo de NASA (que incluye también audios, películas y transcripciones de todas las comunicaciones por radio), decidí trabajar sólo con los carretes de fotografías a color que hicieron los 12 astronautas que pisaron la superficie lunar y que dispararon -a ciegas porque las cámaras no tenían visor- mientras realizaban actividades “a la intemperie”, fuera del módulo lunar, lo que redujo el universo de imágenes a 3.000. El siguiente paso fue detectar múltiples imágenes obtenidas en una misma ubicación y perspectiva para luego intentar unirlas y así conformar una imagen de mayor amplitud y tamaño. Fue mucho tiempo de visionado de
imágenes, de investigación para comprender cómo estaba organizado el material y de estudio para entender lo que estaba viendo. La segunda etapa de construcción de las imágenes también fue un proceso lento. Siempre opté por no correr la carrera de la novedad sino andar un camino paralelo y trabajar con ese material desde un enfoque lento que encajara en mi propia investigación como artista sobre lo sublime, sobre lo que puede ser bello y aterrador a la
vez, con interés por las escenas alejadas de la acción, las menos científicas, las mas humanas y contemplativas.

– ¿Cuántas piezas fotográficas conforman el proyecto?
-Son 6 fotografías enmarcadas en Diasec con paisajes lunares, 6 fotografías satelitales impresas sobre papel de aluminio que muestran los sitios de alunizaje de cada misión Apollo, 6 Cianotipos o blueprints (que es una técnica antigua de reproducción fotográfica muy utilizada para la copia de planos) con esquemas y diseños del modulo lunar, 5 mesas de documentación con planos, esquemas y fotografías y 10 televisores de tubo a color con videos del mismo archivo.
-¿La idea original o el proyecto surgió con motivo de la conmemoración de los 50 años? Cómo
te parece que se enmarca tu obra a 50 años del primer alunizaje?
-No, la verdad es que fue sólo coincidencia. Comencé a trabajar en esto el año 2015 cuando estaba viviendo en Alemania. No me había detenido a pensar en el aniversario, ni menos imaginé la ola conmemorativa. Han salido películas, series, exposiciones y muchos libros sobre el tema, lo que me parece ha contribuido a generar un contexto interesante de lecturas cruzadas, desde las diferentes disciplinas de las cuales se puede abordar esta empresa colosal.
Con Huellas en el polvo intenté crear un espacio para re leer esa experiencia humana en otro cuerpo celeste, para revisitar la ópera cósmica, la cornucopia científica y la empresa épica en esta época infantil y sin relato alguno que atravesamos ahora.

– Las imágenes que conseguiste plantean un escenario lunar mucho más vasto que las fotografías popularmente conocidas. ¿Esa era tu idea? ¿mostrar una imagen donde la acción del hombre, aunque muy importante para la humanidad, sigue siendo pequeña en
comparación a las dimensiones del universo?
-Sin duda hay algo de eso, y el título -Huellas en el polvo -podría leerse en esa misma dirección. Uno de los orígenes del proyecto fue un viaje que realicé a la Patagonia, a ver una serie de manos grabadas con pintura en las paredes de una caverna hace más de 5 mil años. Después de horas de una larga caminata entre lomajes y formaciones rocosas bastante lunares, me senté en diálogo con esos hombres. Sin entender del todo qué intentaban decirme, lo que escuché en esa cueva de las manos me pareció parte de la misma canción que tarareaban esas huellas en la luna. Algo señalan que me es imposible nombrar, algo que hoy balbuceamos con otros garabatos en nuestras cuevas modernas llamadas museos.
-¿Siempre te interesó este tema y los viajes a la luna?
-Siempre me ha fascinado la sola idea del espacio. Para mí hay ciertos lugares que provocan vértigos existenciales, pero también hay ideas que logran el mismo efecto. Creo que estas imágenes lunares tienen algo de ambos. Finalmente ese vértigo tiene que ver con nuestra vulnerabilidad, con nuestra fragilidad de estar a la intemperie, al descubierto metafísico en la oscuridad profunda del espacio. No hay amparo, no hay cobijo, eso es parte de la condición humana.
-¿Que significó para ti, como artista y fotógrafo, trabajar con un archivo de imágenes sacadas por otro?
-Trabajar con archivos y con material de dominio público, es trabajar renunciando desde el inicio a la idea de primero, original y único. Es una renuncia sostenida en la voluntad de optar por un camino paralelo y trabajar con ese material, con esas imágenes tomadas por otros, desde un enfoque en donde cobran importancia el proceso, la selección, la investigación y el contexto que uno logra crear para re-leer esas imágenes, para darles un sentido otro.

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