El gobierno de Trump anunció la expansión de las deportaciones express a todo el país norteamericano. Según la información entregada por el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, las personas que no tengan documentos y que no puedan probar que han estado viviendo en EEUU los últimos dos años, serán directamente expulsados del país, sin la necesidad de ser llevado ante un juez de inmigración.
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Hasta entonces, esta medida solo se utilizaba en indocumentados detenidos dentro de los 160 kilómetros desde el limite con México y solo si es que no podían demostrar que llevaban como mínimo 14 días en Estados Unidos.
Según el gobierno de Trump, con esta medida se busca acelerar el trabajo de los tribunales de inmigración que tienen pendientes más de 900.000 casos. Quienes se verían más afectados son las personas que hayan sido deportadas, pero se quedaron, o quienes se encuentran en libertad condicional por cometer un delito, quienes serían deportados inmediatamente.
Desde la organización de derechos humanos, Human Rights Watch, la subdirectora del programa para Estados Unidos, Grace Meng declaró que “ya existen graves abusos de la autoridad en los casos actuales de deportaciones express en la frontera de EE.UU… este cambio hace que las personas que viven en comunidades estadounidenses estén sujetas a un proceso de deportación opaco con limitada revisión judicial” a lo que más tarde agregó: «ampliar el procedimiento de vía rápida para que pueda aplicarse en cualquier lugar de EE.UU. es una receta para destrozar a miles de familias más y devastar a comunidades enteras”.
Durante la jornada, comenzaron los operativos de detenciones de inmigrantes ilegales en 10 ciudades del país. 18 arrestados eran miembros de familias, y 17 fueron parte de detenciones circunstanciales realizadas por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas. En otro operativo, contra inmigrantes con prontuario policial, se arrojaron 899 arrestos.