Economía

Horizontales, colaborativas y remotas: así serán, o son, las empresas del futuro

Experta recalca que estrcuturas organizacionales rígidas no serán capaces de adaptarse, mientras recalca que los trabajadores serán los protagonistas.

Así como pasó con la revolución industrial a finales del siglo XIX, la tecnología está cambiando las empresas y las formas de trabajar dentro de ellas. Las compañías en las cuales la responsabilidad, el poder y la toma de decisiones se concentran en una sola persona, ya son parte del pasado.

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Y es que actualmente, el liderazgo horizontal y los modelos colaborativos son los que están fomentando la innovación y el desarrollo del talento en todas las industrias, evolución a la cual es fundamental ser capaz de adaptarse de manera rápida y efectiva. Solo de esta forma, las organizaciones del futuro se mantendrán ágiles, configurarán equipos con rapidez y facilidad, y sus estructuras estarán enfocadas en trabajos y proyectos. En ellos cobrará protagonismo el desarrollo de productos y servicios, así como la creación e innovación en experiencia del cliente, transición que se centrará en una serie de puntos clave.

Al respecto, Beatriz Lineros, coordinadora de RRHH de la consultora Randstad, señala que, uno de los cambios que enfrentarán las organizaciones es, precisamente, que los roles serán cambiantes. “La creciente diversidad de proyectos provocará que los grupos de profesionales sean más heterogéneos. Esto implicará que las funciones de los empleados vayan cambiando para adaptarse a las necesidades. Asimismo, la formación será constante y cada empresa estará preparada para que el aprendizaje de su talento no se estanque, y herramientas facilitadoras como el e-learning serán muy útiles para ello», destaca.

La experta además remarca que las estructuras dentro de las organizaciones se volverán horizontales, «una tendencia que favorece la transición hacia un modelo en el cual la mayoría de los miembros puede tomar decisiones importantes de manera rápida«. Y añade que esta colaboración entre todos los miembros de la firma será constante, «facilitándose el intercambio de conocimientos en todos los niveles».

Y no solo las estructuras de los organigramas cambiará, sino que también la física, donde se llevan a cabo las labores. «El desarrollo de herramientas tecnológicas permitirá que los departamentos dejen de ser sinónimo de un espacio físico y pasarán a ser unidades funcionales, cambiantes y con capacidad de trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento”, asegura la especialista.

Las personas como protagonistas

Todos estos cambios y revoluciones no son nada si se pierde de vista la cultura corporativa, ya que ésta tiene mucho que decir en cuanto a la manera de implantar las modificaciones. Si esta evolución funciona, se generarán importantes beneficios para la compañía, entre los que destacan tres, el primero es mayor facilidad para la innovación.

“Las jerarquías tradicionales dificultan el aporte de ideas de los profesionales, porque éstos suelen sentirse cómodos con la rutina. Sin embargo, los sistemas más participativos fomentan la contribución de las personas, lo que se traduce en más y mejores proyectos. Segundo, aumentará la versatilidad de la organización, debido a que un liderazgo más horizontal favorece que el rumbo de la firma no dependa de un máximo responsable o un grupo directivo, sino que de la colaboración. Con esto, la firma estará mejor preparada ante los diferentes retos que se presenten», afirma Lineros.

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Sin embargo, frente a estas transformaciones, los verdaderos protagonistas serán las personas, quienes deberán aclimatarse a una realidad cambiante, en la que su desarrollo dependerá de sus conocimientos y habilidades, además de que tendrán que adaptarse a diferentes retos grupales.

“Y es que la realización de tareas individuales dará paso al trabajo en equipo, un escenario en el que serán igual de importantes las competencias personales que la capacidad de adaptarlas a un marco común«, subraya la especialista.

En ese sentido, apunta que «el creciente empoderamiento del talento posibilitará a los empleados tener más responsabilidades en algunos proyectos, por lo que deberán estar preparados para esos desafíos. Así, las futuras estructuras organizativas fomentarán el intercambio de roles y el aprendizaje continuo», insiste Lineros, añadiendo que «esto permitirá que cada profesional tenga contacto con una multitud de áreas diferentes a la suya, lo que supondrá un enriquecimiento de sus competencias y experiencias, en definitiva, un mayor desarrollo profesional”.

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