El martes pasado, una insólita situación se dio en una sala de clases en Guinea. Era temprano por la mañana cuando Fatoumata Kourouma Condé, de 18 años, comenzó a sentir las primeras contracciones, pues sabía que su hijo estaba por venir.
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Aún así, en vez de ir al hospital, prefirió ir al bachillerato en el liceo Grand.-Ducal de Mamou. ¿La razón? debía rendir la primera de sus pruebas finales.
“Me llené de coraje. Fui a la sala de exámenes sin explicar nada a mi esposo o al delegado del ministerio de Educación; por temor a que me pidieran que me quedara en casa o que viera a mi médico”, dijo la estudiante.
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Más tarde, cuando la prueba de Física ya había empezado, las contracciones aumentaron. El profesor a cargo notó que la joven estaba a punto de dar a luz, por lo que debió evacuarla del aula.
La joven fue trasladada al centro de salud más cercano, y luego de diez minutos en la sala de parto, su primogénito llegó al mundo.
La historia podía terminar aquí, pero no. Fatoumata Condé regresó al examen cerca de las 9:30 horas, sólo una hora después de haber sido sacada del lugar.
“Era inimaginable que me perdiera ni uno de los exámenes que había estado preparando todo el año“, dijo, a un corresponsal de AFP.
“Estaba feliz de tener un niño en el mundo, pero tenía miedo de perderme el examen”, agregó.
“Cuando mis familiares llegaron a la sala de maternidad, me limpié rápidamente y fui al aula, para asombro del personal médico, de mi familia y de todos los que estaban en el centro de exámenes”, aseguró la feliz madre.
En tanto, las redes sociales elogiaron la actitud de la joven, pues no dejó de lado sus obligaciones. Aún así, hubo quienes la criticaron por exponer su salud y la de su hijo.