El magnate financiero, Jeffrey Epstein, de 66 años, estaba encerrado en la cárcel de Nueva York acusado de tráfico sexual de menores reiterado y constante, y habría intentado suicidarse en su celda.
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La forma de operar del viejo amigo de Donald Trump era reclutar mediante mujeres jóvenes, a niñas de alrededor de catorce años, para comprar sus servicios sexuales por cientos de dólares. Por eso ya había sido condenado el 2008, pero entonces gracias a sus abogados fue castigado a una pena menor.
El magnate se enfrentó a acusaciones de esa índole en Florida, pero alcanzó un acuerdo extraoficial con la Fiscalía para cerrar la investigación. Sólo cumplió trece meses de cárcel y alcanzó un acuerdo económico con las víctimas.
El 6 de julio fue capturado en Nueva Jersey cuando regresaba de París en su avión privado. Se declaró inocente y un juez federal negó la libertad bajo fianza la semana pasada.
Ahora el asunto es más complejo para el millonario, porque arriesga una pena de cadena perpetua por insistir en sus prácticas abusivas, y esa situación lo habría motivado a atentar con su vida.
Epstein fue hallado en posición fetal semiconsciente y con marcas en el cuello en su celda del Centro Correccional Metropolitano de Manhattan.
Según la NBC el asunto podría tratarse de un intento de suicidio por ahorcamiento, pero la aparente la levedad de las lesiones también podría indicar que Epstein se las causó para ser transferido a otro centro.
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No se ha descartado la posibilidad de que se trate de un ataque, por eso los investigadores han interrogado a otro recluso identificado como el ex policía Nicholas Tartaglione, quien negó haber herido al magnate.