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Desungulación de gatos: Así debes denunciar esta terrible práctica contra los felinos

Si bien en Chile no existe una prohibición explicita contra la práctica que le arranca las garras a los gatos, la Ley de Tenencia Responsable y Animales de Compañía se podría aplicar.

La desungulación consiste en extirpar las garras de los gatos. Suena espantoso, y lo es. Si bien las personas que optan por realizar esta práctica en sus mascotas lo hacen por estética y comodidad, no todos saben las terribles consecuencias que pueden traer a los felinos. Esta operación suele realizarse para evitar que los gatos rasguen los muebles y otros artículos del hogar. A algunas personas suele gustarle también el nuevo aspecto de sus patitas: como de peluche y sin peligro.

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Pero esto puede convertirse en una tortura eterna para los gatos. Puede presentar problemas de equilibrio, problemas de conducta, dolor crónico, entre otros. Por este motivo, esta práctica está prohibida en muchos países del mundo. La semana pasada, Nueva York se convirtió en el primer estado estadounidense en prohibir la extirpación de las garras de los gatos, poniendo nuevamente el tema sobre la mesa.

¿Qué pasa en Chile?

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Esta práctica no está directamente prohibida por ley. Sin embargo, desde el Colegio Médico Veterinario de Chile, explican que la Ley 21.020 sobre Tenencia Responsable y Animales de Compañía es clara en la penalización de acciones que causen daño a un animal. Por lo que la práctica de esta operación se podría denunciar.

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“Que un gato rasque y arañe superficies verticales e incluso horizontales, es absolutamente normal. Es una manifestación de su repertorio conductal, que les permite comunicarse visual y olfativamente con otros gatos y marcar su territorio”, señala María José Ubilla, directora de la Comisión Permanente de Tenencia Responsable del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet).

«Sin embargo, existen casos que lo practican en exceso, lo que se debe a una conducta  patológica que debe ser diagnosticada y tratada por un profesional», explicó la médico veterinaria.

Ubilla agrega que al extraer por completo la primera falange y la garra, “el gato pierde parte de su capacidad de comunicación e influye en su comportamiento de territorialidad, lo genera, entre otros problemas, frustración (estado emocional negativo), incomodidad y dolor crónico, es decir, se afecta su bienestar físico y mental».

Otras alternativas

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“Si el gato está presentando una conducta de arañado poco normal, se debe diagnosticar con un médico veterinario etólogo que pueda revisar qué está pasando, de manera de tomar las medidas que puedan ayudarlo y que no signifique tener que privarlo de una de sus herramientas más características”, concluye Ubilla. Para evitar que el gato rasgue lugares indebidos hay varias alternativas.

Lo primero, es ofrecerle algo que si pueda rasgar. En algunas familias se opta por designar uno de los sillones al gato, permitiéndole solo jugar en ese. Si no se tiene el espacio, existen los «rascadores» que son estructuras, a veces de varios «pisos», donde el gato puede arañar, jugar y escalar. También hay otros de cartón, más pequeños. Por último, si hay muebles en específico que se desean proteger de la mascota, se venden spray especializados que actúan como «repelentes» para gato, haciendo que a la mascota le incomode estar cerca de dicha esencia.

 

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