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Rusia lo hizo de nuevo: ocultó accidente nuclear que generó una nube radioactiva que cubrió Europa

Científicos de 29 países acusan que desde la planta de reprocesamiento nuclear de Mayak, en los Urales del sur, el 2017 hubo una fuga que incluso llegó al Caribe.

La serie Chernobyl, de HBO, trajo del olvido los terribles recuerdos el desaste nuclear ocurrido en 1986 en la Unión Soviética, el más grande de la historia. El segundo más terrible también ocurrió en el imperio comunista, en 1957, en la planta rusa de reprocesamiento nuclear de Mayak, en los Urales del sur, que ahora volvió a hacer noticia por un hecho similar.

Al igual como intentó hacer el gobierno de Moscú con Chernobyl, las autoridades actuales habrían intentado ocultar el reciente accidente ocurrido el 2017. Como entonces fueron los sistemas de monitoreo internacionales los que detectaron la nube radioactiva que esta vez se desplazó sobre toda Europa, pero la población no se enteró de su existencia que afortunadamente no implicó un riesgo serio para la salud de las personas, ni para el medio ambiente.

La revista «Proceedings», de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense, dio cuenta del estudio «Concentraciones en el aire y consideraciones químicas del rutenio radiactivo de una gran emisión nuclear no declarada el 2017». La investigación concluyó que la causa de la nube radioactiva fue un accidente en una planta de reprocesamiento de combustible nuclear, no en una central nuclear con reactor, ni en una instalación militar, ni de una prueba de un arma atómica.

El estudio es tan acabado que los autores se atrevieron a situar el accidente en Mayak, en la provincia de Cheliabinsk, a mil 500 kilómetros de Moscú, uno de los lugares más contaminados del mundo por las contantes fugas radiactivas que la han afectado. La explosión en 1957 de un tanque con desechos líquidos de plutonio causó ahí la muerte de 200 personas por radiación, diez mil fueron evacuadas y 470 mil estuvieron expuestas a niveles peligrosos.

El físico nuclear Paddy Regan, de la universidad de Surrey, de Reino Unido, declaró que esta vez “se trató de una liberación que se produjo rápido, a diferencia de Chernóbil o Fukushima, que duraron varios días. La nube era muy compacta y mientras se desplazó estuvo un máximo de dos días en cada lugar. Pudimos demostrar que el accidente se produjo durante el reprocesamiento de elementos de combustible usado en una etapa muy avanzada, poco antes del final del proceso”.

Para detectar el origen de la contaminación 70 científicos realizaron más de mil 300 mediciones, en 176 estaciones de control de 29 países de Europa y el mundo. Determinaron que la nube tenía rutenio-106, un isótopo radioactivo con una vida promedio de 374 días.

Además los cálculos permiten fechar el momento en que se produjo la descarga radiactiva entre el 25 y el 26 de septiembre del 2017.

Georg Steinhauser, de la universidad alemana de Hannover, encabezó los análisis y dijo que su intención no es denostar a Rusia, sino que «que queremos aprender, porque cuando ocurre un accidente queremos saber qué se puede hacer mejor la próxima vez. La comunidad científica tiene interés de sacar lecciones de los accidentes».

El jefe de los investigadores también alertó sobre la extensión geográfica de la nube «que se detectó en grandes partes de Europa Central y Oriental, Asia y la Península Arábiga. Incluso se encontró rutenio-106 en el Caribe».

Pero en Moscú no se han dado por aludidos. Autoridades rusas admitieron haber registrado concentraciones de ese isótopo inusualmente altas, pero negaron que en Mayak se hubiera producido un accidente y teorizaron con que la nube pudo haber sido producto de la desintegración de un satélite; cuestión descartada por los científicos del estudio.

Steinhauser agregó que «Rusia también propuso que Rumania podía haber sido el origen del escape, pero esta posibilidad la analizamos con exactitud y estamos completamente seguros de que la liberación no se produjo en ese país».

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