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La grosera prohibición que impuso la realeza a la princesa Diana en el día de su boda

Ese día no lo disfrutó.

No todo fue alegría el día de la boda entre la princesa Diana y el príncipe Carlos. Aunque desde el exterior parecía un cuento de hadas hecho realidad, lo cierto es que desde ese día comenzó el sufrimiento de Lady Di, al ingresar a una familia en la que no se sentía comprendida.

Más de 2 000 mil invitados fueron testigos de Diana y Carlos, maravillados con la belleza de la princesa y el carisma que irradiaba.

Pero desde que comenzaron los planes de la boda hubo una estricta prohibición para la princesa Diana: solo podía invitar 100 personas a la ceremonia, no más de eso.

La pesadilla de la princesa Diana el día de su boda

Es una revelación hecha en un nuevo programa de televisión por la ex empleadora de la madre del príncipe William y el príncipe Harry, reseñó The Sun.

Hablando sobre Charles y Di: La verdad detrás de su boda de Channel 5 en Reino Unido, Mary Robertson ofreció una sorprendente visión de la turbulenta semana de la «boda del siglo», que tuvo lugar hace casi 37 años.

La empresaria estadounidense había pagado previamente a Diana un poco más de £ 4 por hora para cuidar a su hijo pequeño, y ambas mantuvieron el contacto, lo que llevó a una invitación para la boda de quien era su niñera y se convertiría en princesa.

“Cuando llegamos a la catedral St. Paul’s, subimos los escalones, alfombrados de rojo, y dije: ‘Apuesto a que estaremos en la parte de atrás de la catedral, detrás de una columna’”, recordó Mary.

“Pero simplemente nos siguieron subiendo y subiendo ocho o diez filas atrás. Pero en realidad estábamos en la misma fila que Margaret Thatcher. Más tarde supimos que a Diana solo se le habían permitido 100 invitaciones de cada 2,000, pero se acordó de nosotros”.

Desde entonces, se ha revelado que en el período previo a la boda, Diana descubrió un paquete con el nombre de Camilla Parker Bowles.

“Ella estaba absolutamente en lágrimas, en un estado terrible al respecto. Y quedó claro que fue el regalo de despedida del Príncipe Carlos a Camila”, explicó Christopher Wilson, un experto real.

Mary agregó: “Hubo un maravilloso y feliz zumbido, fue alegría y felicidad sin adulterar, aparte del puñado que realmente entendió lo que estaba pasando. Se veía tan tensa y nerviosa, debió haber tenido este brazalete en su mente. Ella no estaba luciendo lo mejor posible”.

“Estábamos lo suficientemente cerca como para que pudieras ver incluso a través del velo, ella no se veía feliz”, agregó la persona allegada.

 

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