La cerveza es una de las bebidas más populares del mercado y su consumo promedio por habitante en nuestro país refñeja un explosivo aumento: de los 53 litros que se bebían al año durante 2003 saltó a los 68,6 litros del año pasado. Ello explica que la celebración del Día de la Cerveza cada primer viernes de agosto ya se haya instaurado con carácter de tradición para los «fans» de sus sabores.
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Según registros de Euromonitor International, durante el 2018 las ventas de cerveza en Chile alcanzaron los US$3.805 millones, lo que se traduce en 965 millones de litros de la bebida alcohólica. Esto ha significado un aumento del 35% del volumen en los últimos cinco años y un 92,8% respecto a las ventas en el mismo período.
“El mercado local se ha vuelto mucho más diverso, las marcas han ido aumentado su portafolio con cervezas artesanales, productos locales e importados. Esto hace que el consumidor sea mucho más exigente e informado a la hora de elegir un producto”, explica Eulogio Guzmán, subgerente de E-Commerce de Viña Santa Rita.
La magia del agua, el lúpulo y la cebada
De acuerdo a la ley de la pureza alemana, la cerveza se compone de tres ingredientes: ell lúpulo, la cebada malteada y el agua. Sin embargo, lo que define el tipo de cerveza es su fermentación. Las Ale son las cervezas que se fermentan a alta temperatura y, por lo general, tienen mayor cuerpo, más sabor y a veces son más amargas. Existen muchos tipos de cerveza Ale, por ejemplo, Mild Ale (no amargas), Bitter Ale (amargas), Pale Ale (menos lúpulos), entre otras.
Por otra parte, las cervezas Lager se fermentan a bajas temperturas y son más suaves, ligeras y refrescantes. Esta cerveza también tiene varias subcategorías, como la Pilsen, Múnich, Viena, pore ejmplo, que responden a su denominación por el lugar de origen. Por último, existen las cervezas de fermentación espontánea como las Lambic, Gueze y Faro.
En cuanto a los hábitos de consumo, muchas personas toman la cerveza directamente de la botella o de la lata, pero lo mejor es servirla en un vaso o copa para poder percibir el aroma y sabor en su totalidad. Todas las cervezas se sirven entre 3,5 y 13 °C. Asimismo, la mayoría intenta tener la menor cantidad de espuma posible al momento de servir una cerveza, pero se recomienda dejar dos dedos (o cm) de espuma, para que así la cerveza pueda mantener sus propiedades. Su formación es importante por varias razones: porque cuando las burbujas suben y explotan liberan sus aromas que ayudan a disfrutarla mejor y, además, porque protegen a la cerveza de entrar en contacto con el aire, desacelerando su proceso de oxidación que altera el sabor. Secretos de una preferencia popular..