La maldición de los Kennedy dice relación con las muertes accidentadas o tempranas de varios miembros de la famosa familia norteamericana, aunque muchos preferirían tener algo de esa mala suerte con tal de disfrutar de la fama, el dinero y el poder del poderoso clan de EEUU.
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Con el asesinato del presidente John Kennedy en 1963 se consagró la historia negra de la familia que continuó con el atentado mortal que sufrió su hermano Robert, en 1968, entonces un serio aspirante a la Casa Blanca.
Otro hito fue la muerte del hijo de John, de su mismo nombre, quien era una celebridad por su dinero, poder y buena apariencia que en 1999 murió en un accidente aéreo frente a la costa de Martha’s Vineyard, junto con su esposa y su cuñada.
Pero la tragedia es anterior en el tiempo con la enfermedad mental de Rosie Marie, la hermana mayor de los Kennedy nacida en 1918 que fue sometida a una lobotomía que la dejó peor.
Joseph también era hermano de los Kennedy y murió en combate piloteando un avión en la Segunda Guerra Mundial en 1944. Cuatro años después su otra hermana, Kathleen, murió en un accidente aéreo junto a su amante.
Luego se suman una serie de tragedias como un aborto espontáneo, una guagua prematura que murió a los pocos días, más accidentes aéreos, otros de auto, practicando deportes, hasta que en 1984 muere David, hijo de Robert, por sobredosis cocaína y demerol, un adelanto a lo que pasó ahora.
Resulta que la nieta de 22 años del mismo Robert, llamada Saoirse Kennedy, Según el New York Times murió a causa de una posible sobredosis en una casa de la familia en Hyannis, en el estado de Massachusetts.
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En un artículo publicado hace tres años en un diario de su colegio Saoirse contó que intentó suicidarse antes de su tercer año en la institución tras ser agredida sexualmente. «Eso echó raíces al comienzo de mis años de secundaria y estará conmigo por el resto de mi vida», escribió.
En tanto la familia Kennedy en un comunicado enviado a la prensa declaró que «nuestros corazones están destrozados por la pérdida de nuestra querida Saoirse. Su vida estaba llena de esperanza, promesas y amor. Saoirse estuvo apasionadamente conmovida por las causas de los derechos humanos y el empoderamiento de las mujeres y encontró gran alegría en el trabajo voluntario, trabajando junto a las comunidades indígenas para construir escuelas en México. La amaremos y la extrañaremos para siempre».