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Comenzó el juicio en contra del Karadima italiano

Se acusa al cura Nicola Corradi abusar de niños sordos y con problemas de audición de la localidad argentina de Luján de Cuyo.

Sentado en una silla de ruedas y con gesto abatido el cura italiano Nicola Corradi parece un anciano inofensivo. Pero según exalumnos de un instituto para sordos argentino fue quien les causó durante años un sufrimiento “indescriptible” mediante supuestos abusos sexuales por los que deberá responder en un juicio histórico que comenzó en la provincia de Mendoza.

De brazos cruzados y con la mirada apuntando al suelo, Corradi, de 83 años, fue trasladado por un pasillo por una integrante del personal penitenciario a la sala donde lo esperaba el tribunal integrado por tres jueces. Detrás lo seguían esposados y con gesto serio el también imputado sacerdote argentino Horacio Corbacho y el laico de la misma nacionalidad Armando Gómez, custodiados por guardias y bajo los flashes de las cámaras fotográficas de decenas de reporteros.

Los tres están acusados de 28 abusos a ex alumnos del Instituto Antonio Próvolo para niños sordos y con problemas de audición de la localidad mendocina de Luján de Cuyo, a unos 1.100 kilómetros al oeste de Buenos Aires.

Mientras los imputados enfrentaban al tribunal sentados juntos en la sala, en la entrada del Palacio de Justicia de la capital mendocina presuntas víctimas y sus familiares colocaron carteles en los que se leía “Apoyo a sobrevivientes del Próvolo. Con nuestras manos y nuestras voces rompemos el silencio” y las imágenes de los acusados.

“Estoy súper nerviosa, ansiosa y espero justicia, que esto termine pronto para que mi hijo pueda pasar a una nueva etapa porque esto es muy duro. Él estaba muy ansioso esta mañana”, dijo a The Associated Press Natalia Villalonga. Los supuestos hechos de abuso que su hijo Ezequiel Villalonga, de 18 años, sufrió en el instituto serán juzgados en un proceso que está previsto que dure más de un mes.

La mujer afirmó que espera que los acusados sean condenados a prisión perpetua. “Por mí que hagan como en Estados Unidos, ¡que los maten!”, enfatizó.

Villalonga es uno de los cerca de 20 ex alumnos del instituto católico que fueron presuntamente víctimas de abusos entre 2004 y 2016, incluyendo violaciones, un caso sobre el cual el papa Francisco -de origen argentino- no ha hecho comentarios públicos.

En este primer proceso judicial de una serie que afrontarán otros ex integrantes del colegio -entre ellos dos monjas- los imputados están acusados de 28 delitos cometidos contra 11 menores que contemplan penas de hasta 20 o 50 años de prisión, según los casos, indicaron la querella y la fiscalía. Corbacho se ha proclamado inocente y los otros dos imputados se han negado a declarar.

En la primera audiencia a puertas cerradas que duró unas dos horas se leyeron las acusaciones y la defensa de los imputados requirió que las presuntas víctimas declaren durante el juicio, algo que no desean la querella y la fiscalía puesto que ya lo hicieron y, según apuntaron a periodistas, sería someter de nuevo a los jóvenes a un gran sufrimiento. Los jueces tendrán resolver sobre el pedido de la defensa el martes.

Los delitos que se imputan son, entre otros, abuso sexual con acceso carnal, abuso mediante manoseos y corrupción de menores, ya que los menores supuestamente fueron obligados a ver pornografía y a cometer abusos entre ellos.

Los sordos que dicen haber sufrido todo tipo de vejámenes se sienten por primera vez fuertes y poderosos luego de años de sufrimiento bajo lo que describieron como el “dominio” de los clérigos. “Los del Próvolo de Mendoza dijimos ‘ya no más miedo´. Teníamos el poder”, dijo a AP antes del juicio Ezequiel Villalonga, quien accedió a dar a conocer su identidad completa -algo que la mayoría de las víctimas rehúsa hacer-.

Las denuncias salieron a la luz a fines de 2016 y generaron un escándalo mayúsculo que se intensificó luego de saberse que Corradi ya había sido señalado por delitos similares en el Instituto Antonio Próvolo de Verona y que el papa había sido notificado que el religioso dirigía un centro similar en Argentina.

Los ex alumnos y sus familiares creen que pueden lograr la primera condena de cárcel para los clérigos de esa institución católica que ha sido clausurada en esta provincia y que tiene sedes en distintas partes del mundo. También exigen que el pontífice despoje del estado sacerdotal a los supuestos abusadores en el marco del proceso canónico que se les sigue.

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