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Vieneses prefieren en el metro el fétido “olor a pasajero en verano” antes que carros aromatizados

Hace un mes decidieron aromatizar los vagones para evitar que la mezcla de olores corporales llegue al “nivel Dios”

Quienes han viajado a Europa vuelven contando asombrados que allá no es tan común la ducha diaria, y que eso se nota, sobre todo en espacios cerrados, pero como estarían acostumbrados no se hacen tanto problema.

El drama es que en el Viejo Mundo este ha sido el verano más caluroso del siglo, y en el metro hay aún más temperatura que en la superficie, por eso en Viena, la capital de Austria, hace un mes decidieron aromatizar los vagones para evitar que la mezcla de fétidos aromas corporales llegue al «nivel Dios».

Los vagones perfumados eran fácilmente identificables desde el andén, porque en las puertas de cristal fueron estampadas las imágenes de grandes narices o de grandes flores de colores. Los aromas eran introducidos en los vagones a través del sistema de ventilación, proporcionan un catálogo de sensaciones según sus características y estaban señalizados con diferentes colores: púrpura «Relax», verde «Energizante», naranja «Fresh White Tea» y rosa «Happy Joy».

El asunto es que sencillamente a los vieneses no les gustó el tren aromatizado y decidieron quedarse con sus olores «made in» ser humano.

La autoridad de transporte luego de probar los aromas en dos de las cinco líneas de la red del metro le pidió a los usuarios del ferrocarril que dieran su veredicto en internet.

Finalmente la voz del pueblo arrojó que 21 mil personas señalaron que prefieren viajar sin aromatizante, mientras que 16 mil apoyaron extender el proyecto.

Una modificación que sí fue aprobada se refiere a la prohibición de comer en los carros de todas las líneas de la capital austriaca.

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