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Si usted piensa que tiene mala suerte: A 74 años de Hiroshima la historia del japonés al que le cayeron las dos bombas atómicas

El ingeniero Tsutomu Yamaguchi después de sobrevivir a la primera detonación se sacó el número premiado porque decidió refugiarse en Nagasaki.

Hoy se cumplen 74 años de la detonación sobre una zona poblada de la primera bomba atómica en el marco de la Segunda Guerra Mundial. EEUU la usó para poner de rodillas a Japón.

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El 6 de agosto de 1945 la bomba llamada Little Boy fue lanzada sobre la ciudad de Hiroshima, y detonó a 600 metros del suelo causando la muerte de 140 mil personas de forma inmediata, y muchas más tiempo después debido a la radiación.

Entonces el ingeniero Tsutomu Yamaguchi tenía 29 años y era un empleado de Mitsubishi Corporation. Trabajando para un astillero, estaba a tres kilómetros de la zona cero de la detonación y producto de la bomba sufrió graves quemaduras.

«Pensé que el sol se había caído del cielo. Hubo un ruido tremendo y un destello de luz sobre mí. No sabía lo que había sucedido, creo que me desmayé por un tiempo. Cuando abrí los ojos, todo estaba oscuro y no podía ver mucho. Fue como el comienzo de una película en el cine, antes de que la imagen comenzara cuando los cuadros en blanco están parpadeando sin ningún sonido”, recordó luego.

Dos días después Yamaguchi emprendió un penoso viaje de 400 kilómetros junto a otros sobrevivientes a Nagasaki, su ciudad natal. Justo el lugar elegido por EEUU para lanzar la segunda bomba atómica el 9 de agosto.

«Le estaba contando a mi jefe de Nagasaki que una bomba había arrasado con toda la ciudad de Hiroshima. Él me decía que yo estaba loco cuando al mismo tiempo cayó la bomba sobre Nagasaki», contó el sobreviviente que en ese momento ya estaba cubierto de vendas como una momia.

Las quemaduras del japonés se hicieron aún más profundas, le dio fiebre y perdió la conciencia durante varios días y cuando despertó le contaron que su país se había rendido el 15 de agosto.

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Yamaguchi es el único japonés que su país reconoce como sobreviviente a ambas bombas atómicas, y a pesar de las lesiones y la exposición a la radiación, llegó hasta los 93 años y recién falleció el 2010. Sus últimos años los dedicó a promover la desmilitarización, sobre todo en lo referente a armas nucleares.

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