Al parecer la catástrofe de Chernobyl se resiste a ser olvidada. El primer sarcófago construido para contener el desastre radioactivo, que está a punto de derrumbarse, va a ser desmantelado antes de que esto ocurra.
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El 20 de mayo de 1986 comenzaron las obras para la edificación de esta primera cúpula, una construcción de acero y hormigón realizada en 206 días para contener 200 toneladas de material radioactivo.
Con el fin de poder desmantelar este sarcófago, la firma ucraniana que mantiene la seguridad de la planta contrató a una empresa constructora, por 78 millones de dólares, seg´n recoge Daily Mail.
Para este proceso, que se llevará a cabo en 2023, se tendrá que reforzar la estructura para poder desmantelarla pieza por pieza para que colapse completamente sin control. Todo esto se llevará a cabo con la ayuda de grúas robóticas.
«El contratista debe desmontar simultáneamente el refugio y reforzarlo, ya que la eliminación de cada elemento aumentará el riesgo de colapso del mismo, lo que a su vez provocará la liberación de grandes cantidades de materiales radiactivos», explica al medio británico Serhii Kalashnyk, director general interino de SSE Chernobyl NPP.
Sin embrago, de colapsar toda la estructura, el polvo radioactivo del sitio estará contenido por el nuevo y tecnológico domo inaugurado en julio de este año.
Los materiales recolectados producto del desmantelamiento serán descontaminados para luego ser reciclados o destruidos según corresponda.
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«Este es el siguiente paso lógico resultante de nuestro trabajo realizado durante los últimos 12 años», agregó Kalashnyk, según Daily Mail.
Nueva capsula
La construcción del recinto costó casi 1.700 millones de dólares y el proyecto tomó nueve años en completarse con una inversión total de 2.500 millones de dólares.
Las autoridades describieron el contenedor como la estructura terrestre móvil más grande que se haya construido, abarcando 257 metros y con un peso de más de 40.000 toneladas (36.000 toneladas métricas).
La nueva estructura fue diseñada, en el marco del programa New Safe Confinement (NSC), para impedir que el polvo radioactivo se mueva y como salvaguarda contra más derrumbes en el reactor por cien años más. Una sección de la sala de máquinas se desplomó en 2012.