La justicia brasileña decidió el traslado del ex presidente, Luiz Inacio Lula da Silva, al penal de Tremembé, en el interior de Sao Paulo, donde están detenidos presos comunes y famosos asesinos.
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El histórico líder del Partido de los Trabajadores ahora está preso en una celda especial en la cárcel de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, desde abril del 2018, tras haber sido condenado en segunda instancia por blanqueo de capitales y corrupción pasiva.
La Policía Federal pidió el cambio de Lula porque donde está no tiene las condiciones adecuadas para que cumpla la pena. Además los vecinos del centro de reclusión están súper aburridos por las disputas en la calle de grupos de adherentes y detractores del político corrupto, y las instalaciones en Curitiba no serían aptas para albergar detenidos por mucho tiempo.
La cárcel a donde se irá el ex mandatario tiene cuatro pabellones y alberga famosos criminales condenados por participar en masacres, asesinatos brutales, violaciones, tráfico y otros delitos violentos.
Su futura cárcel está muy lejos de las comodidades que tiene ahora, tanto así que en el lugar donde está incluso se tramitan pasaportes para público en general dada su poca peligrosidad.
El Partido de los Trabajadores emitió un comunicado defendiendo a su líder supremo. Ahí señala que: «Lula no debe ser arrestado en ningún lado porque es inocente y ha sido condenado en una farsa judicial. Ni siquiera debería haber sido juzgado en Curitiba, ya que el propio ex juez Sergio Moro admitió que su caso no involucraba desvíos de Petrobras investigados en Lava Jato».