Con la detención de Camilo Eduardo Gajardo Escalona, hombre de 28 años sindicado como el autor de 6 ataques con paquetes bomba, el concepto de «lobo solitario» es el que más se repitió entre las autoridades que llevan el caso.
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Las diligencias del Ministerio Público sobre el sujeto, que pasará a detención a las 16 horas de este viernes, indican que habría actuado sólo en todos los incidentes con paquetes explosivos en que estaría involucrado: tanto en la confección de las bombas, como su posterior movilización y colocación.
La pregunta es, ¿cómo actúa un «lobo solitario»? Ricardo Bascuñán, académico de la Universidad Central y entendido en reinserción y perfil delictual, entrega algunas luces.
«Según la literatura, el lobo estepario o solitario, habla de un proceso que muchas veces se da en adolescentes, que tiene que ver con una crisis de como mirar el mundo y querer transformarlo», explica el psicólogo.
En ese sentido, afirma el entendido, alguien que coloca paquetes explosivos sin una organización o grupo detrás, no difiere en lo que sería un activista, salgo que en la vereda contraria de alguien que, por ejemplo, busca voluntariados para hacer una obra social.
«Bajo esa lógica, tiene que ver con los modos con los cuales se quiere hacer cambios sociales. Algunos optan por el trabajo cotidiano y la construcción cara a cara, más otros consideran que el cambio tiene que ver con usar métodos violentos. Pero no a cualquier persona, sino que a algunos que identifican como responsables de los efectos que la sociedad atraviesa».
Desde el punto de vista criminal, un lobo solitario, versus alguien que comete atentados bajo el respaldo de un grupo, presenta mayor presencia de «rasgos de soberbia, desconfianza de establecer relaciones con otras personas, muy bajo contacto empático y narcisismo».
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Bajo ese activismo, dice Bascuñán, lo esperable es que esa persona que actúa como ‘lobo solitario’ presente varios episodios de activismo violento, cosa que se condice, en este caso, con los eventuales 6 atentados explosivos que se le imputarán a Camilo Gajardo. No sería extraño, a su vez, que la envergadura de esos actos crezcan a medida que pasa el tiempo.
«Esta decisión de validar la fuerza y las actividades disruptivas se dan cuando la persona, en su juventud, comienza a cuestionarse cosas. De ahí, según sus lecturas o a los referentes que siga, entienden que la violencia es válida porque él o la sociedad ya han sido violentados anteriormente», dice el psicólogo.