Más pesada que un tanque a pedales tiene la pista el flamante primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, porque debido a la incertidumbre ante la pronta salida del país de la Unión Europea, su economía se contrajo por primera vez desde el último trimestre del 2012.
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La caída del Producto Interno Bruto en un 0,2% plantea un gran reto para el líder del Partido Conservador, quien prometió sacar a su país de la UE con, o sin, acuerdo postbrexit.
La Oficina de Estadísticas Nacionales fue la encargada de dar a conocer la mala noticia, y mediante un comunicado explicó que a su juicio se debía a «una perturbación en la gestión de los stocks de las empresas ante la salida de la UE».
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A principios de año las empresas tuvieron que aumentar sus stocks para poder garantizar el suministro después del «brexit», previsto para el 29 de marzo, pero que se postergó y aún no se realiza. Al correrse la fecha los productos fueron vendidos y disminuyeron las inversiones porque había que fabricar menos artículos.
Al asumir el gobierno Johnson remarcó la confrontación con la UE al prometer negociar un nuevo acuerdo de salida, y amenazar con concretar el Brexit para el 31 de octubre sin un pacto, si es que el bloque continental se rehúsa a conceder mejores condiciones. Además, la titánica pelea entre EEUU y China ha afectado la economía de todo el mundo (incluidos los chilenos), y Reino Unido también ha sufrido las consecuencias.
El ministro de Finanzas, Sajid Javid, declaró al respecto que «este es un periodo de desafíos para la economía mundial y el crecimiento se está ralentizando en muchos países. Pero los fundamentos de la economía británica son firmes, los salarios están creciendo y la tasa de empleo está en máximos históricos».