Famosa en el todo el mundo, la miel de manuka se ha hecho conocida en los últimos diez años como una alternativa medicinal combatiendo algunas bacterias. En su país de origen, Nueva Zelanda, acostumbran asimilarla al UMF o Unique Manuka Factor, un sello que es usado por múltiples marcas para indicar su capacidad antimicrobiana.
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Muchos creen que la miel de Manuka es la mejor del mundo, porque un kilo en Wellington, por ejemplo, cuesta más de $500 mil, en tanto que un kilo del producto nacional sólo vale $8.000 en promedio en supermercados.
Sin embargo, la investigadora Gloria Montenegro, de la Universidad Castólica, ganadora de diversos reconocimientos por su gran aporte a la investigación, ha demostrado que las mieles chilenas -como las de ulmo, el quillay, el diente de león, y otras del sur, principalmente de la patagonia chilena-, tienen iguales o mejores propiedades antimicrobianas y fungicidas.
Por lo mismo, los apicultores nacionales han comenzado a caracterizar como UPF Unique Patagonia Factor al factor chileno, para identificar el sello que comparará las mieles chilenas con las de los apicultores neozelandeses. Incluso, la académica Gloria Montenegro y su equipo están realizando una importación de mieles de Manuka, con la autorización del SAG, para comparar, mano a mano , las propiedades de nuestras mieles nacionales.
Según la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido «la evidencia ha demostrado que laa miel tiene cualidades antibacterianas específicas que la convierten en un producto valioso para tratar heridas».
MEJOR QUE ANTIBIÓTICOS SINTÉTICOS
Gloria Montenegro lleva años estudiando la miel, el polen y el propóleo. Ella y su equipo de la Facultad de Agronomía de la UC crearon el sello Native Honey Factor (NHF), que no sólo asegura que el origen de la miel sea una flor nativa chilena, sino que también certifica el nivel de compuestos activos antibacteriales.
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Para ello, estudiaron 4 bacterias y los efectos de la miel de ulmo sobre ellas. «En esto somos distintos a la miel de manuka -famosa y muy requerida miel de Nueva Zelandia-, que solo prueba su efecto en el Staphylococcus aureus «.
Para el análisis, Montenegro y su equipo ponen en una placa de Petri una bacteria, y en el centro le agregan extracto de miel. «Esto produce un halo, una circunferencia desde el orificio, que va matando las bacterias en un diámetro. Ese es el halo de inhibición, que se mide en milímetros», dice Montenegro. Luego lo comparan con la penicilina, estreptomicina y otros medicamentos que controlan estas bacterias. «Hemos probado que la miel de ulmo tiene un halo de inhibición mayor que muchos antibióticos sintéticos. Es muy medicinal», afirma la investigadora, confiada en que nuestra miel puede competir, con buena salud, en los mejores mercados del mundo…