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Sería un indicio para los mamíferos grandes de hoy: estudian la desaparición del caballo prehistórico en Chile y Sudamérica hace 10 mil años

El calentamiento en el clima no habría sido suficiente para exterminar los equinos nativos, lo que indica que el hombre pudo haber actuado como verdugo.

Pese a que la mayoría piense que los caballos llegaron a América con los conquistadores europeos, a mediados del siglo XVI, lo cierto es que los equinos habían estado hace ya cientos de miles de años recorriendo el continente, incluyendo la zona central de Chile y la Patagonia.

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Los paleocaballos, o caballos prehistóricos, pertenecieron a dos géneros: el equus y el hippidion. Por desgracia, ambos desaparecieron hace 10 mil años. La peor pérdida, eso sí, fue la del segundo, una especie endémica de Sudamérica y de la que sólo quedan unos cuantos vestigios óseos. Lo bueno, en este caso, es que científicos buscan re contar su historia para entender cómo evitar la desaparición de los mamíferos que existen hoy en día.

Según cuenta Natalia Villavicencio, científica del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la U. de Chile que lideró el estudio, en esa época se desató en la región una serie de extinciones masivas, entre el final del Pleistoceno y comienzos del Holoceno (época actual), que acabaron con el 83% de la megafauna sudamericana.

«La extinción de estos caballos es una de tantas. Al final de la última Era del Hielo, en Sudamérica habitaban animales tipo elefantes, perezosos gigantes, camélidos y todos ellos desaparecieron en una ventana temporal de entre 12 mil y 10 mil años atrás», explica la paleobióloga.

Lo que hizo el equipo fue analizar las áreas que habitaron los equinos entre los 21 mil y 8 mil años antes del presente. De allí, echaron a correr modelos computacionales para comparar la presencia de éstos y su relación con los cambios climáticos de la época, donde el deshielo dio pie a un calentamiento del planeta.

Cuando los campos de hielo comenzaron a retroceder, la zonas con presencia de estos caballos se redujo paulatinamente. Ese sería uno de los motivos por los que se alejaron del Ecuador y las zonas interiores, para migrar hacia la Patagonia, el altiplano y zonas andinas. La especie con mayo presencia era el equus neogeus, que habitó en Chile. Le seguían de cerca las tres variantes del Hippidion: el principale (que estuvo en la zona central, el devillei y el saldiasi (que habitó la Patagonia).

Símil

«Los equus son como los caballos modernos. El hippidion, en cambio, no se parece a nada que tengamos ahora: eran más cabezones para su cuerpo, un poco más pequeños y de apariencia robusta», explica Villavicencio.

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La paleobióloga Natalia villavicencio, junto a la mandíbula de un hippidion devillei.

La idea de estudiar esta extinción, dice la paleobióloga, es que «no pasó hace mucho tiempo y ocurrió en un contexto muy similar al de hoy. El clima estaba cambiando, los impactos humanos en el paisaje y el uso del suelo eran más notorios. Si bien lo de ahora es más exacerbado, se podría decir que es como un símil».

¿El cambio climático mató a los paleocaballos? Al echar a correr las simulaciones, los científicos chilenos comprobaron que, si bien las áreas idóneas para los equinos se redujeron por el calentamiento de la región, jamás llegó al punto de forzar su extinción. «Por el sólo factor del clima no se explica, y el candidato que sigue son las causas humanas. Que haya intervenido es una posibilidad, puede haber sido la causa final», explica la científica.

Sabiendo que los humanos podrían ser los verdugos de la megafauna hace ya timepo, los científicos buscan comprender cómo operaron los distintos factores para causar la desaparición de este tipo de animales. «Teniendo eso más claro, podemos anticiparnos a la extinción que podría ocurrir hoy y tomar medidas para que no pase», dice Villavicencio.

Estudios como éste, podrían dar con un indicador de riesgo para los mamíferos grandes.»La fauna más grande, por su condición, tiene mayor riesgo. Necesita más espacio, su reproducción es más lenta, necesita más recurso». Con estos antecedentes, dice la experta, se podrían predecir los factores de alerta para el grupo de especies que supera los 44 kilogramos, como las vicuñas, huemules, guanacos y pumas.

 

 

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