Muricio Macri sufrió una horrorosa derrota en las primarias argentinas en donde sacó el 32%, mientras que su rival, el peronista Alberto Fernández obtuvo un 47%, en lo que fue una encuesta perfecta porque todos los electores estaban obligados a votar.
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Como dar vuelta el panorama es más difícil que peinar una botella, como dice Arjona, Macri tomó una serie de medidas desesperadas para intentar cambiar su suerte.
Además, como los mercados y el Fondo Monetario internacional no le tienen fe al probable gobierno de Fernández, la economía argentina se desplomó, el dólar se fue a las nubes y el riesgo país se acercó a los mil puntos.
Ante ese panorama, el presidente reconoció que para su pueblo «llegar a fin de mes se tornó imposible en muchos casos estos últimos meses».
Agregó que «voy a hacer lo imposible para acompañarlos más que nunca en este camino» tendiente a superar los problemas. «Las medidas que voy a anunciar es porque los escuché este domingo, serán mejoras para 17 millones de argentinos», dijo en relación a los más pobres de su país.
«Vamos a volver a aumentar el salario mínimo, dar bonos a empleados estatales, aumentar las becas, agrandar la Asignación Universal por Hijo, y mantener el valor de la nafta (bencina) por 90 días, para que la inflación no afecte», anunció.
«Sé que fue difícil, y que están cansados, pero vamos a salir de esta, como salimos muchas veces», aseguró y además dijo que la misión de su gobierno «fue como trepar el Aconcagua».
En relación a la derrota en las urnas, dijo que posiblemente los argentinos «sintieron que les exigí mucho y que lo que les pedí fue muy difícil». También reconoció que su gobierno fracasó en varios aspectos: «Cuando arrancamos el 2015 creímos que iba a ser más fácil, yo también lo creí».
