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Bayonetas, cañones y grilletes en Huechuraba: los vestigios del combate en la Guerra Civil de 1891 que estaría perdido en los libros de historia

Hallazgos de armamento en Huechuraba avivan la posibilidad de un combate que no cuentan los libros, según dice un historiador urbano. Pudo ser el golpe de gracia a la resistencia balmacedista, con una disputa familiar como detonante.

Este mes, se cumple un nuevo aniversario desde la Guerra Civil de 1891, esa que dejó un baño de sangre en Iquique, Valparaíso y Santiago, y llevó al derrocamiento del ex presidente José Manuel Balmaceda y la instauración del llamado régimen parlamentario. Sin embargo, 128 años más tarde, uno de los hechos históricos más significativos del país se rehusa a ofrecer su punto final.

Fue en la semana del 31 de julio de este año que nuevos vestigios del conflicto que enfrentó a congresista y balmacedistas salieron a la luz, y que podrían dar cuenta de un episodio importante y no documentado de la cruenta gresca que dividió a todo un país: una batalla olvidada en los libros que habría tenido lugar en Huechuraba.

La hipótesis lleva un par de semanas tomando forma. Juan Carlos Arellano, historiador urbano de la zona norte de Santiago, recibió el llamado de un vecino sobre un arma antigua que halló en el patio de su casa. Luego de la pesquisa con expertos en armas, se determinó que era una bayoneta del fusil modelo Gras de 1874.

«Estaba en el sector de la Villa Santa Victoria, frente al terminal Vespucio Norte, por el lado de Huechuraba. Lo curioso es que al siguiente día de publicar este descubrimiento en mi página, otro vecino me contactó porque hace un tiempo encontró una pieza metálica en un cerro del sector El Carmen», cuenta Arellano.

En efecto, 24 horas después de la bayoneta, apareció un proyectil de gran calibre en el mismo sector, que resultó ser los restos de una bala percutada por un cañón/ametralladora del modelo hatschki. En el caso de ambos vestigios, ambos artefactos tienen data de fines del siglo XIX.

La pregunta es, ¿qué hacía esa bayoneta y el proyectil en la zona norte de Santiago? Dados los años, los caminos que confluían en ese sector hace más de 100 años y la presencia de personajes clave, la hipótesis que manejan expertos es que se trata de un combate perdido dentro de la Guerra Civil de 1891.

Según cuenta el historiador urbano, la teoría de que en Huechuraba se libró algún evento bélico esa época, es una tesis de hace 3 años. Se basa en la separación abrupta de la familia Ovalle Errázuriz, una de las más poderosas de Chile y que terminó con la creación de los fundos Santa Rosa y El Carmen. ¿La razón? precisamente porque la familia, precursora en la fabricación de la pólvora en el país, se dividió entre quienes apoyaban o no al presidente Balmaceda.

Ese entrevero, que según Arellano puede «no haberse dado en términos amistosos», fue entre Abraham Ovalle, el representante de la familia que se quedó con los sectores altos del fundo Huechuraba y Alejandro Ovalle, el otro representante que se hizo con las zonas bajas.

El otro factor es la presencia de Policarpo Toro, famoso comandante de marina conocido por liderar las expediciones para anexar Rapa Nui al territorio chileno, y que en época de la guerra civil llegó al fundo Santa Helena de Huechuraba a vivir. El militar fue expulsado de la marina al ser de los pocos que no apoyó el alzamiento contra Balmaceda.

Armamento

Paul Hermosilla, profesor de historia, experto en armas y recreacionista histórico, pudo constatar los hallazgos. Describe que el cañón hatschki, usado para disparar el cartucho que se encontró en Huechuraba, «era de la armada, de esos que bajaron los barcos del Congreso. Tenía un proyectil que funcionaba como granada, fragmentaba y generaba la muerte de la tropa», recalca.

Del fusil Gras, el experto indica que «corresponde al que usaron las fuerzas balmacedistas. El gobierno tenía armamento de la Guerra del Pacífico. Las fuerzas del Congreso tenían cierta similitud, pero la gran diferencia es que usaban un fusil de repetición austríaco, el Mannlicher», indica.

Tiempo atrás, se encontró en el mismo sector restos de grilletes, los cuales, siguiendo la hipótesis, darían cuenta de retención de prisioneros en el lugar.

¿Cómo se dibujó la batalla? Arellano destaca que batallones balmacedistas, como el Regimiento Buin, tras la batalla de Placilla emprendieron el regreso por el Valle de Aconcagua, pasando por Quilpué, Llay Llay, Colina y finalmente Huechuraba. Ahí, dice, una posibilidad es que se vieran en medio de la batalla familiar de los Ovalle, y tomaran un bando.

A eso se agrega que los cañones, donde algunos relatos locales indican que serían 3, podrían no haber sido del bando congresista, sino que del balmacedista Policarpo Toro. «Eso explicaría que el señor Policarpo por alguno de los dos tomó partido. De hecho, si se piensa que el proyectil estaba en un cerro, indicaría que tomó bando por Alejandro Ovalle, y el cañón se disparó desde abajo», dice Arellano.

El movimiento de las tropas sería la clave. «Habría sido poco lógico que las fuerzas derrotadas en Placilla vinieran por el camino real a Santiago. El desbande tenía que usar una salida alternativa, llegar por los valles interiores del Aconcagua», indica Hermosilla, agregando que «si ese es el caso, me escondo en los cerros (…) estos hallazgos indican que aquí (en Huechuraba) hubo movimiento, una posible batalla en descampado».

Según el recreacionista histórico, durante una redada, el bando mermado generalmente intenta despojarse de equipo, esconderlo para pasar desapercibido. «En el caso de la bayoneta gras, fue enterrada junto a una palma. Una posibilidad es que alguien la dejó para luego ir por ella, pero no regresó».

Para los expertos, este combate habría ocurrido luego del ingreso de los batallones congresistas por la Alameda, posterior a los saqueos en los barrios aristrocráticos y la matanza de Lo Caña. «Pudo haber sido un golpe de gracia, con el fin de barrer la última resistencia balmacedista. Se dan muchos elementos que se relacionan con la lógica del conflicto», enfatiza Hermosilla.

Para confirmar la tesis aún faltan, por ejemplo, hallar una mayor concentración de armamento o «uniformes y crucifijos de latón, que usaban los veteranos de la Guerra del Pacífico, y que repitieron su presencia en la guerra civil», explica el profesor de historia. esos vestigios, dice, bien podrían estar en las inmediaciones de la calle Guanaco.

¿Podrían estos hallazgos reescribir los libros de historia? el futuro lo dirá. «Son demasiados antecedentes e infraestructura física,  llegada de próceres, canales, armamento, y coincidencias en el contexto. Estamos muy cerca de determinar esta batalla perdida», confía Arellano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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