Nacional

Impresentable: estamos en plena sequía y el sistema pierde el 33,8% del agua por filtraciones

La SISS aseguró que aparte de filtraciones también influyen otros factores como errores en las mediciones, conexiones clandestinas, fraudes, entre otros.

 

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Según los datos del Informe de Gestión 2018 de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, las cifras de agua no facturada no han mostrado mejores significativas durante el último año, llegando esta cifra a un 33,8% a nivel nacional.

El término, “agua no facturada” se usa para caracterizar la eficiencia de los servicios de agua potable en el uso del recurso hídrico. El agua facturada es la que llega efectivamente a los usuarios del servicio y es contabilizada.

Por el contrario, la no facturada está constituida principalmente por las pérdidas físicas en la red (por roturas, filtraciones, etc.), pero también incluye otros ítems como errores en las mediciones, conexiones clandestinas, fraudes y también usos no facturados: lavados de redes, extinción de incendios, etc.

Actualmente el nivel de aguas no facturadas presenta valores más altos en las empresas medianas (35,22%) y similar en el caso de las empresa mayores y pequeñas: 31,5% y 37,0%, respectivamente.

Con esta información, la SISS elaboró un ranking de empresas en función del porcentaje de Aguas no Facturadas que se presenta en cada una de ellas. Para el año 2018, considerando las 28 empresas principales del sector, lideran este ranking de eficiencia las empresas COOPAGUA, SELAR y Melipilla Norte; en tanto que las empresas que presentan peores indicadores son, Nuevosur y SEMBCORP Aguas Chacabuco.

Los porcentajes de aguas no facturadas que tiene Chile presentan niveles medios en el contexto internacional, sin embargo son más altos que los reportados en algunos países de la OCDE como Polonia, Inglaterra o Nueva Zelanda. A través de los años se observa una escasa evolución de estos indicadores en los últimos años, a excepción del segmento de empresas medianas que, paulatinamente, ha logrado reducir sus pérdidas.

La reducción de los niveles de aguas no facturadas representa uno de los principales desafíos del sector sanitario para os próximos años, sobre todo si se considera la creciente escasez que afecta a diversas regiones del país.

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