Ferdinand Porsche era la cabeza de la industria automotriz en plena Alemania nazi. Creador del célebre Volkswagen escarabajo, un modelo que marcaría la historia del diseño de autos en el mundo y, además, el padre de la marcha deportiva Porsche, ícono de los vehículos deportivos.
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Ferdinand era un fanático nazi incluso ha sido vinculado a las SS. Su cercanía con el régimen nacionalsocialista y su indiscutido talento lo llevaron a liderar una nueva misión encomendada por Hitler: crear el auto deportivo más moderno de la época para ganar la carrera Berlín-Roma que celebraría el «Pacto de Hierro» entre nazis y fascistas.
Fue así como nació el modelo 64, que nunca pudo disputar esa competencia, por el comienzo de la guerra. El flamante vehículo quedó para la conducción de su creador.
Pese a que en rigor el auto no es un Porsche, pues aún no se creaba la marca, sí se considera una maravilla de la ingeniería y del diseño automotriz, junto con ser llamado el padre de los Porsche que conocemos hoy.
Remate fracasado
El bautizado «Porsche de los nazis» volvió a ver La Luz este fin de semana, donde fue rematado por Sotheby’s de Monterrey, en California, EEUU, en una jornada que resultó ser un total fiasco.
El histórico vehículo tenía un precio piso de US$ 20 millones, pero el martillero cometió el error de abrir la puja en US$ 30 millones. Luego vino una segunda equivocación: se anunció una oferta de US$ 70 millones. Todos los asistentes estaba consternados por la cifra, pero rápidamente el subastador corrigió: la puja partía en US$ 13 millones y la oferta era de US$ 17 millones. O sea, un «festival» de errores.
Ante este espectáculo, la gente abandonó la subasta y el llamado «Porsche de los nazis» no fue vendido, pues no alcanzó el piso de US$ 20 millones.