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“Lo hacen de hobby, como deporte”: locatarios del centro de Santiago se unen para pedir urgencia a proyecto que sanciona el “perro muerto”

Señalan que sufren entre 7 y 10 perros muertos por semana. Los lugares con terraza son los más expuestos y han identificado hasta 7 variantes del popular ilícito.

Este lunes, diez locatarios de restaurantes del centro de Santiago y un puñado de trabajadores del rubro se reunieron en la esquina de calle Dieciocho con Alameda por una sola preocupación: los perjuicios económicos y malos ratos que genera el temido «perro muerto».

Y es que la práctica de «pedir, comer y arrancar» que popularizó el turista alemán Fischer Heinz Thorsten en Pucón, hace un par de días, no hizo otra cosa que poner en la palestra una práctica que está lejos de ser un caso aislado en Chile.

«Lo que hicimos es una gestión para que nos apoyen ante la indefensión que nos deja esta mala costumbre», señala a Publimetro Zacarías Alarcón, dueño del popular local en Alameda 1602,»Donde Zacarías». Lo que piden es que se acelere la tramitación del proyecto de ley que tipifica esta práctica como delito y endurece las penas, iniciativa que lidera el diputado RN Jorge Durán.

Según dice Alarcón, vocero de los locales afectados, los restaurantes pequeños del centro sufren en promedio entre 7 y 10 perros muertos por semana, lo que deja un perjuicio económico que puede superar los $100 mil cada 7 días en locales pequeños. «Los locales más afectados son aquellos abiertos, con terrazas o mesas en la calle», explica don Zacarías.

«En nuestra legislación no tenemos mucha protección. Sólo se puede denunciar de manera civil y la otra forma es una demanda por estafa», indica el diputado Durán, agregando que el proyecto que ingresó al Congreso busca incorporar un nuevo artículo en el código Penal (494 ter.) tipificando así el ilícito.

El documento busca que quien se vaya del local tras comer o pedir comida antes de realizar el pago, sea sancionado con presidio menor en su grado mínimo a medio y multa de 1 a 4 UTM (hasta $196 mil). El parlamentario dice que los principales afectados son los locales pequeños y las garzonas y garzones, quienes deben pagar de su sueldo la cuenta de quien hizo el «perro muerto».

Producto de la conversación durante meses entre locatarios, trabajadores y el equipo parlamentario de Durán, se reconocieron las 7 variantes del clásico perro muerto, y que van desde el famoso «voy y vuelvo», hasta el simular una mosca en el plato. «Hay que hacerle un ‘parelé’ a esta situación, muchas personas lo hacen por costumbre, como hobby o deporte», reclama el emprendedor gastronómico.

1-Mosca en el plato

Una de las formas más tradicionales para no pagar y legitimar el perro muerto, según los locatarios. La idea es consumir gran parte del plato y la bebida, para posteriormente acusar que un pelo o una mosca venía dentro de él. Tras eso, la persona se enfrasca en una discusión, se niega a cancelar y dice que tomará acciones legales.

2- Voy y vuelvo

La táctica apela a la buena voluntad del mesero. El consumidor dice que no tiene efectivo pero que va al cajero o un familiar le tendrá el dinero en la esquina. Sale del local y jamás regresa.

3-El baño

Al acercarse la hora de pedir la cuenta, la persona va al baño y se encierra por largos minutos. La idea es que el mesero lo dé por perdido, se descuido y luego salga campante del local. Algunas veces incluye un cambio de ropa para despistar.

4-La maleta vacía

Ésta variante afecta a hoteles, residencias y hostales. El individuo llega con una maleta grande a pernoctar y aplaza el pago para el siguiente día. Al otro día, desayuna y usa las dependencias, para luego pedir la referencia de un lugar cercano para visitar. Se va y jamás vuelve, para que el personal constate que la maleta siempre estuvo vacía.

5-El falso empeño

Se suele usar cuando la cuenta suma un alto valor. La persona deja un bolso o maleta como empeño, diciendo que en su interior hay mucho valor económico o sentimental, mientras va a buscar su tarjeta bancaria o efectivo afuera. Luego de nunca regresar, los meseros descubren que no tenía nada.

6-La mesa que se desintegra

Ésta variante la perpetran grupos de 5 personas en promedio. Piden lo más caro de la carta y posteriormente uno a uno van desapareciendo. Dicho perro muerto culmina cuando todos se han ido, aunque existe la variante de estafa, cuando el último comensal, sorprendido, debe hacerse cargo de la cuenta.

7-Aló, me fui

Para el final, uno de los perros muertos más populares. El consumidor «decide» atender un llamado telefónico afuera del local por el ruido o la mala señal del lugar. Obviamente, no regresa. Otra variante es que simule ir a buscar a la persona que lo llamó, y que estaría perdida.

 

 

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