Las fuerzas armadas de Estados Unidos probaron un tipo de misil que estuvo prohibido más de 30 años por un tratado que tanto Washington como Moscú abandonaron este mes, informó el Pentágono.
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La prueba el domingo frente a la costa de California marcó la reanudación de una carrera armamentista que algunos analistas temen podría incrementar las tensiones entre Estados Unidos y Rusia. El gobierno de Donald Trump ha dicho que sigue interesado en un control de armas útil, pero cuestiona la disposición del Kremlin para adherirse a sus compromisos en los tratados.
El Pentágono dijo que probó una versión modificada de un misil de crucero Tomahawk de la Armada, la cual fue lanzado desde tierra en la isla San Nicolás y alcanzó con precisión a su blanco tras recorrer más de 500 kilómetros. El misil traía una ojiva convencional, no nuclear.
Funcionarios de defensa habían dicho en marzo que este misil probablemente tendría un alcance de unos 1.000 kilómetros y que podría estar listo para usarse en unos 18 meses.
El misil habría violado el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) de 1987, que prohibía todos los tipos de misiles cuyos alcances oscilaran entre 500 kilómetros y 5.500 kilómetros. Estados Unidos y Rusia se retiraron del tratado el 2 de agosto, luego de que Washington acusara a Moscú de no estar dispuesto a dejar de violar los términos del tratado. Por su parte, el gobierno ruso acusó a la Casa Blanca de violar el acuerdo.
El misil crucero recién probado trae a la memoria un arma nuclear estadounidense emplazada en varios países europeos de la OTAN en la década de 1980, junto con los misiles balísticos terrestres Pershing 2, en respuesta a una acumulación de misiles soviéticos SS-20 que apuntaban a Europa occidental. Con la firma del tratado, todos esos misiles fueron retirados y destruidos.
El Pentágono ha dicho que también planea probar otros misiles de alcance intermedio.
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La reacciones internacionales
Tanto China como Rusia reaccionaron a la prueba de misil estadounidense, rechazando la acción norteamericana.
El ministro de relaciones exteriores de China, Geng Shuang, afirmó en declaraciones consignadas por el Manila Times que «esta medida de Estados Unidos desencadenará una nueva ronda de la carrera armamentista, lo que provocará una escalada de confrontación militar, lo que a su vez tendrá un grave impacto negativo en la seguridad internacional y regional».
De igual manera, llamó a Washington a dejar atrás «su mentalidad de la Guerra Fría».
Por su parte el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov, recalcó que Estados Unidos «tomó el rumbo hacia la escalada de tensiones militares» tras la prueba del misil.
«No sucumbimos a las provocaciones», remató finalmente.