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¿Quienes son los disidentes de las Farc que vuelven a tomar las armas y por qué lo hacen?

El acuerdo de Paz había sido firmado con Juan Manuel Santos en 2016

Este jueves un grupo de disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) proclamaron el retome de armas en un claro golpe al tratado de paz que habían gestionado con el gobierno.

¿Quiénes son?

El protagonista del video difundido era el rebelde Luciano Marín, también conocido como Iván Márquez, quien junto a un grupo de unos 20 guerrilleros fuertemente armados condenó el actual del presidente Iván Duque.

Marín fue el jefe negociador de las Farc en los diálogos con el gobierno, abandonó el proceso de reinserción tras alegar inseguridad física y jurídica, y hoy se encuentra en paradero desconocido.

Entre los guerrilleros que acompañaban a Marín se encontraban los dirigentes Seuxis Paucias Hernández, alias Jesús Santrich, quien abandonó el proceso de paz después de que Estados Unidos solicitó su arresto por acusaciones de narcotráfico; y Hernán Darío Velázquez, alias El Paisa, líder de una de las unidades más violentas.

¿Por qué lo hacen?

El grupo armado condenó a Duque y a sus partidarios por quedarse de brazos cruzados y no cumplir el tratado que firmaron. “Es la continuación de la lucha guerrillera en respuesta a la traición del Estado al acuerdo de Paz de La Habana”, aseguró Márquez en el video.

Alegan que cientos de activistas izquierdistas y más de 150 ex rebeldes fueron asesinados desde el acuerdo de paz que pretendía poner fin a medio siglo de lucha armada en el país sudamericano.

Duque llegó al poder el año pasado con una agenda de ley y orden que se opone a muchos aspectos del acuerdo de paz, especialmente las disposiciones que eximen a los líderes rebeldes de pasar tiempo en la cárcel a cambio de confesar su participación en crímenes de guerra, como los secuestros extorsivos de civiles y el reclutamiento de niños soldados.

Ya en el cargo, Duque moderó sus puntos de vista y comenzó a implementar aspectos ambiciosos del acuerdo para construir carreteras, escuelas y otras infraestructuras en áreas tradicionalmente descuidadas del país donde la presencia del Estado ha sido históricamente limitada.

Sin embargo, los críticos, entre ellos los arquitectos del acuerdo de paz, lo han acusado de no hacer lo suficiente para proteger a los activistas de izquierda y de alinearse con Estados Unidos para desmantelar los tribunales especiales de paz, cuyo objetivo es fomentar la reconciliación y el relato de la verdad a las víctimas, en lugar de buscar el castigo completo por las atrocidades de la guerra.

El Alto Comisionado de Paz, Miguel Ceballos, dijo en diálogo telefónico con la radio local RCN, señaló otra teoría y asegura que “con su conducta habían indicado que no querían continuar en el proceso, le estaban dando la espalda y querían continuar con estos negocios del narcotráfico. Hoy el país confirma que esa relación de estas personas con el narcotráfico es clara, ellos optan por seguir en la ilegalidad, optan desafiar el Estado de derecho”.

¿Qué dice el tratado de Paz?

El tratado de Paz firmado por las Farc y Juan Manuel Santos en 2016 establecía la entrega de armas por parte de la guerrilla a la ONU y la desmovilización.

Por su parte, el gobierno colombiano ofreció cupos diez en el Parlamento colombiano, cinco en la Cámara Baja y cinco en la Alta, para el nuevo partido de las Farc que se conformaría, siempre y cuando participen en las elecciones.

Además, los rebeldes se someterán a una jurisdicción especial de paz que prevé sanciones alternativas a la cárcel para quienes confiesen crímenes, reparen a las víctimas y se comprometan a nunca más ejercer la violencia.

También establecía una reforma rural, que busca una solución al problema de la concentración de tierras, raíz del conflicto armado de más de medio siglo

Unos 7.000 rebeldes entregaron sus armas a observadores de las Naciones Unidas como parte del acuerdo negociado con el apoyo de Estados Unidos, Cuba y Noruega; pero los grupos rebeldes más pequeños y las bandas de narcotraficantes han llenado el vacío dejado por las FARC, dejando a muchos colombianos frustrados con la lentitud con la que se implementó el acuerdo de paz.

 

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