El próximo 7 de septiembre corresponde realizar el cambio de hora, dando inicio al horario de verano. Esta medida, en los días siguientes, puede tener implicancias en el funcionamiento del reloj biológico, con efectos como dificultades para levantarse en la mañana, retrasos en los compromisos sociales y laborales y una sensación de somnolencia diurna.
PUBLICIDAD
Si bien la mayoría de las personas asimilan estas nuevas condiciones, hay quienes pueden resentirse. Los efectos dependerán de distintos factores que explica el neurólogo Leonardo Serra, jefe del Centro de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana.
En términos generales ¿cómo hay que prepararse para el cambio de hora?
Idealmente, se deben cuidar ciertas normas del buen dormir, lo que se llama, higiene del sueño, especialmente en días previos al cambio de hora, ya que la noche anterior el organismo debe estar descansado. Dos a tres días antes, se sugiere adelantar los horarios de la rutina en general, por ejemplo, levantarse, almorzar y comer 15 o 20 minutos antes de lo habitual. En esta misma lógica, se recomienda no dormir siesta antes de la modificación horaria.
¿Cuáles son las recomendaciones sobre la alimentación?
Lo importante es no comer de manera abundante, ni justo antes de acostarse. La cena debe ser liviana evitando aliños y grasas. Una barra de cereal, fruta o un yoghurt se pueden ingerir hasta 30 minutos antes de dormir.
El cambio de horario ¿podría generar trastornos en el sueño?
El cambio de hora en sí es poco probable que genere algún tipo de trastorno del sueño de manera crónica. Lo que se podría ocurrir, son desajustes y descompensaciones en pacientes diagnosticados con algún tipo de trastorno del sueño, debido a que el organismo continuaría rigiéndose por la hora antigua. Una persona que sufre de insomnio, y tiene problemas para conciliar el sueño, o los adolescentes que sufren del síndrome de fase retrasada del sueño son susceptibles ante la medida.
¿Afecta a las personas que amanezca más oscuro?
Este es el punto más crítico del cambio de hora. Amanecerá casi a las 8 am y, recién al transcurrir seis semanas, el sol volverá a salir cerca de las 7 am. Esa falta de luz provoca que el organismo se active una hora después.
¿Qué es el reloj biológico?
El núcleo supraquiasmático ubicado en el hipotálamo -estructura que se encuentra en la zona central del cerebro-, es el encargado de regular procesos fisiológicos y conductas del organismo en patrones de tiempo determinados. “Es el ‘reloj maestro’ del cuerpo humano, ya que coordina cada órgano o sistema, en tanto cada célula tiene su propio ciclo biológico, y es por ello que estamos acostumbrados a comer y a tener sueño en ciertos horarios. Por eso, un cambio de éstos puede tener distintos efectos en los primeros días, como desajustes en los tiempos del apetito o en la digestión”, precisa el doctor Serra. Un ejemplo de ello es el desorden que se produce en el reloj biológico cuando se viaja a otro país que tiene un huso horario diferente.
Estudio “Impacto en la salud vascular del cambio de horario invierno y verano”, realizado por el Dr. Leonardo Serra, neurólogo y jefe del Centro de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana mide la asociación entre el adelanto de hora y los infartos cuyos resultados aportan al debate de esta materia, dónde los factores de salud son uno de las variables a considerar. Los resultados muestran que esa leve alza de infartos y ACV es estacional y no depende del cambio de hora. Una variable que no era posible despejar con claridad en las otras investigaciones. Es un estudio nacional y único a nivel sudamericano. Los resultados se expondrán en el Congreso Chileno de Medicina de Sueño, 24, 25 y 26 de octubre en Santa Cruz, región Libertador Bernardo Ohiggins.