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Megasequía: expertos alertan que Chile va hacia un inminente racionamiento de agua potable en menos de 5 años

Los expertos son tajantes en decir que el próximo presidente de Chile tendrá la ingrata misión de firmar el decreto de fuerza para racionar el agua, así como van las cosas. “Cinco años más de sequía el país no los va a soportar”, dice un agroclimatólogo.

Los múltiples decretos por escasez hídrica, emergencias agrícolas y la sorpresa de las autoridades ante la tragedia de los campesinos de la zona central, no hacen otra cosa que dejar en evidencia uno de los grandes problemas de Chile: jamás estuvimos preparados para enfrentar el cambio climático.

Con un déficit de lluvias que se acerca al 80% en Santiago en 2019, el escenario no tiene por donde mejorar en los próximos años. Un estudio reciente del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) indica que la megasequía está asegurada, al menos, durante 10 años más. Por eso es que varios expertos se aventuran a decir que el drama social del cambio climático, es decir, llegar al punto del racionamiento de agua potable, es inminente.

De eso sabe Patricio González, agroclimatólogo de la U. de Talca y experto del Centro de Investigación en Riego y Agroclimatología (Citra). En sus manos tiene un trabajo que expondrá en los próximos días en la Cop Regional del Maule, y donde los pronósticos son desoladores para 2025. En los cálculos, establece que el déficit hídrico se mantendrá en la zona central del país en torno al 35 y 30% para dicha fecha.

El experto indica a Publimetro que es un hecho que las condiciones que están generando esta megasequía -bloqueo anticiclónico y la intensidad de la baja subtropical- se mantendrán en 5 años. Eso es catastrófico, ya que según él, «cinco o tres años más de sequía, el país no lo va a soportar. Nosotros hemos llamado a declarar al país en emergencia climática», indica.

«Decreto de fuerza»

Recién el pasado 21 de agosto, la Dirección General de Aguas (DGA) publicó las bases para la licitación del Plan de Gestión Estratégica de Cuencas. Su idea es juntar los proyectos para ir al rescate, en un plazo de 10 años, de las 101 cuencas de Chile, enfocándose primero el las 11 más críticas. ¿Será la salvación?

«Toda esta intervención de cuencas fue algo que debió haberse hecho en los años 2000, cuando comenzaron las primeras señales de déficit: aumento de olas de calor y evaporación de agua. Ya tenemos 20 años de atraso en estas políticas», indica González. En la misma línea, Cristián Frene, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la U. de Chile, agrega que si bien el «plan sobre las cuencas es una buena herramienta, viene muy tarde. Ya hemos sobrepasado la capacidad de estos ecosistemas».

El Ministerio de Agricultura ha decretado emergencia agrícola para todo el territorio de las regiones de Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins; además de nueve comunas del Maule y 17 de la Región Metropolitana. Eso sí, dicen los expertos, la realidad es que la crisis hídrica afecta a todo el territorio entre Coquimbo y la Octava Región, sólo que los recursos apenas pueden cubrir las zonas más críticas.

Así las cosas, para ambos expertos el futuro es claro: de no haber grandes intervenciones, «el próximo presidente de Chile será el encargado de establecer el decreto de fuerza para racionar el agua potable».

«El Estado chileno se confió, no pensó más allá de 4 años y así estamos. Chile está en el puesto 18 de los países del mundo con más estrés hídrico. Eso puede llevar a un racionamiento del agua potable desde el 2020 en adelante, sobretodo en las grandes ciudades como Concepción, Talca y Santiago», explica el académico de la U. de Talca.

«Es inminente que va a ocurrir. Se hablaba de 10 años más, pero viendo el estado de cuencas como la del Aconcagua, que abastece Valparaíso, el racionamiento de agua en los veranos es inminente. Sin ir más lejos, este verano se prevé muy seco y caluroso, y no se descarta que cause problemas de abastecimiento de agua potable», agrega Frene.

Medidas urgentes

Si bien el escenario parece apocalíptico, los científicos indican que aún es posible tomar medidas, aunque deben hacerse ya. Cristián Frene, investigador del IEB, parte desechando la idea de una carretera hídrica, opción que baraja el MOP.

«Es una falacia decir que el agua sobra en algún lugar de Chile», indica. Además del costoso gasto que supone la implementación de un proyecto como ese, su puesta en marcha afectaría a los ecosistemas terrestres, acuáticos y el borde costero en torno al río Bío Bío. «Ese caudal que llega al mar no se pierde, sino que es fundamental para todos los procesos ecológicos que ocurren en el borde costero”, dice.

Por otra parte, Patricio González, agroclimatólogo de la U. de Talca, señala que la construcción de embalses «son la solución para las personas del 2050». Por lo mismo, propone echar mano de inmediato a las aguas subterráneas. «Lo que se tiene que hacer es un mapa hidrogeológico de todas las aguas subterráneas de la zona central de Chile. Se desconoce el potencial, pero sabemos que está. Con eso se puede extraer agua con pozos profundos, pero de una manera bien pensada», afirma.

Frene plantea que el «Estado retome el control de la gestión del agua y fiscalice la sobreexplotación de los privados, que hacen y deshacen. Se roba agua y no está siendo bien fiscalizado. «, además de modernizar el código de aguas para establecer dos prioridades: el consumo humano y las actividades de producción básicas de las comunidades.

Otras medidas inmediata debería ser el llevar el riego tecnificado del 30% al 90% en la agroindustria, en un plazo no mayor de 3 años, dice González, y potenciar el surgimiento de acciones alternativas, como fomentar la reutilización de aguas grises y negras o la desalinización del agua, propone Frene.

«Las regiones no tienen los suficientes recursos, menos las comunas. La realidad es que Chile no tiene los recursos para enfrentar la escasez hídrica. Sería sensato declarar al país en emergencia climática y pedir ayuda al Banco Interamericano de Desarrollo o créditos extranjeros. Esto nos pilló tan violentamente que no tenemos los recursos para la mitigación·, señala el agroclimatólogo.

 

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