A los 95 años falleció en Singapur, Robert Gabriel Mugabe, el líder que gobernó con mano de hierro Zimbabue durante 37 años.
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El hombre, que partió como libertador de su país, nació en 1924 en la entonces colonia británica de Rodesia del Sur, su mamá era catequista católica y su papá fue un carpintero. Mugabe se formó como profesor básico y a los 24 años viajó a Sudáfrica a perfeccionarse en la Universidad de Fort Hare, y luego estudió economía en Londres.
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En 1960 regresó a su país y se unió a la Unión Popular Africana de Zimbabue para combatir el régimen racista que dominaba el país que se había independizado de Gran Bretaña
Mugabe cayó preso y arrancó a Tanzania en donde fundó un movimiento más radical; la Unión Nacional Africana de Zimbabwe. Un par de años después volvió a su tierra, fue apresado y estuvo una década privado de libertad, mientras su nación seguía dominada por los blancos.
Una vez que obtuvo la libertad, Mugabe abrazó la lucha armada y se fue convirtiendo en una leyenda que combatía por la libertad de su pueblo.
La presión para el gobierno blanco se hizo insostenible, ya que la población caucásica era el 5% del total y no les quedó otra que aceptar una elección popular en la que cada persona fue un voto.
Mugabe en 1980 fue elegido primer ministro con un 62,9% de apoyo y ahí comenzó su mandato. Cada vez fue asumiendo más poder y en 1987, tras una guerra civil que dejó al menos 30 mil muertos, se quedó con la presidencia de la república. El antiguo profesor primario no tuvo contrapeso.
En la década del 80′ el país disfrutó de una bonanza económica nunca vista, la vacunación infantil subió del 25% al 67% de la población, la esperanza de vida subió de 55 a 59 años, el analfabetismo bajó a un 10%, y el gobierno mantuvo una buena relación con la minoría blanca porque ahí estaban las personas más capacitadas para mantener la producción agrícola funcionando.
Súper recontra híper inflación
A finales de los 90′ la economía empezó a decaer y para mantener la popularidad el presidente decidió la expropiación de las tierras en poder de los blancos, cuestión que lo enemistó con EEUU y la Unión Europea.
Datos de noviembre de 2008 estimaban que la tasa de inflación anual de Zimbabue era de 89.700.000.000% (los precios se duplicaban cada 24,7 horas). Como una medida desesperada y ridícula el gobierno sacó al mercado nuevos billetes de 250.000 millones de dólares locales, mientras la tasa de desempleo rondaba el 80% y los niños debían llevar en carreta el dinero para comprar pan.
La autoridad de Mugabe fue cuestionada y él respondió con fue una oleada de torturas, detenciones y represión. A sus 93 años, Mugabe no tenía intención de dejar el poder, pero un golpe de Estado le puso fin a su gobierno. El vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, con el apoyo del Ejército lideró la revuelta contra Mugabe, luego ganó las elecciones y aún ostenta el poder.
El viejo político comenzó un exilió dorado en Singapur, en donde murió rodeado de su familia.
