En un entorno laboral cada vez más competitivo, marcar la diferencia es clave. Y es que actualmente el mercado, además de exigir dominio de habilidades blandas y actualización en herramientas tecnológicas, tiene una amplia oferta de profesionales esperando ser contactados, debido a una cifra de desempleo que bordea el 7% y a una alta tasa de trabajadores extranjeros calificados, por lo tanto, ser uno más no es suficiente.
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Así, mientras algunos buscan recibir constantemente felicitaciones por sus logros, otros prefieren que sus esfuerzos pasen desapercibidos y quedarse en segundo plano, aunque tengan un alto nivel de autoexigencia y un desempeño excelente. Es el perfil del “empleado invisible”, una persona anónima que lleva a cabo sus responsabilidades en silencio y nunca es objeto del reconocimiento de sus compañeros ni de sus líderes, ya que prefiere no alardear de sus éxitos y tan solo procura hacer bien su trabajo. Sin embargo, pese a esto, puede ver su carrera estancada.
De acuerdo a Carlos Espinoza, branch manager de la consultora de recursos humanos Randstad, un bajo perfil no tiene por qué asociarse a falta de profesionalismo o a una performance mediocre. Por el contrario, “puede tratarse de un talento sumamente valioso, con excelente productividad, pero que pasa desapercibido. El problema es que, en un mercado como el actual, para alcanzar el éxito en lo laboral es fundamental encontrar el equilibrio entre la humildad y la excesiva necesidad de protagonismo”, asegura.
Si es cierto que en cualquier compañía, factores como la experiencia, la formación o la especialización son aspectos que adquieren gran importancia; cada vez se tienen más en cuenta las habilidades transversales, que se desarrollan independientemente del sector y la educación. “Se trata de aptitudes valiosas para cualquier empleo, que sirven para mejorar la competitividad en los equipos de trabajo y permiten tener un perfil más versátil en un mundo de constantes cambios, como la toma de decisiones, el compromiso, creatividad, flexibilidad y la capacidad de resaltar como profesional”.
Valorarse uno mismo
Pero ¿cómo llevar a cabo el destacarse por sobre el resto cuándo no es característico de nuestra personalidad? Para esto, el ejecutivo entrega unos sencillos consejos. Primero, no conformarse, debido a que conservar la ambición y tratar de superarse día a día es imprescindible para mantener un alto rendimiento y que el esfuerzo se haga tangible, pero también para garantizar una evolución personal y laboral.
Segundo, aprender a venderse. “Es necesario exteriorizar los méritos propios y dirigirse a la gente adecuada. Por ejemplo, las reuniones son la ocasión perfecta para demostrar iniciativa y proactividad, dos cualidades muy valoradas en el mundo del trabajo», afirma Espinoza.
Por otro lado, dice que hay que creerse el cuento, «ya que el primer paso para lograr el reconocimiento de los demás es valorarse uno mismo. Ser un gran profesional es fundamental, pero también es necesario parecerlo, no pecar de un exceso de modestia que oculte los logros y méritos”, asegura.
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El ejecutivo agrega que el último consejo, y uno de los más importantes, es saber trabajar en equipo y tener capacidad de comunicar, puesto que la introversión puede volver invisible a cualquiera a los ojos de los demás. “La falta de relación se convierte en un obstáculo para el desarrollo del networking interno, fundamental para construir un grupo sólido que se retroalimente de los esfuerzos de todos. Siempre resultará preferible contar con alguien dispuesto a tender la mano, en el que te puedas respaldar y que genere un ambiente de positivo, que con una persona que está continuamente comparándose con el resto e intentando apropiarse de los logros grupales», sostiene.
Asimismo, añade que «lograr el reconocimiento por parte de los compañeros resultará muy útil para obtener visibilidad entre las escalas de liderazgo de la empresa, ya que se fomentará un feedback positivo”.
La invitación es a tener presente que los mayores obstáculos y limitaciones son los que se impone uno mismo. “Un cambio de actitud es clave para superarlos, dar el salto y derribar esa barrera entre el profesional y la visibilización del talento. La humildad y la modestia son cualidades muy apreciables en un entorno competitivo, pero un exceso puede bloquear el camino hacia el éxito. Es necesario hacer valer tu esfuerzo y dedicación y demostrar el gran profesional que hay dentro tuyo”, concluye.