Varios manifestantes en Hong Kong pisotearon una bandera de China, causaron destrozos en una estación de metro y encendieron una hoguera en una avenida el domingo, en un nuevo episodio de violencia tras manifestaciones prodemocracia.
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Los actos del día comenzaron de forma pacífica en un centro comercial del distrito de Shatin. La gente se reunió para hacer grullas de origami, una técnica que requiere doblar papel, para colgarlas en una gran estructura que armaron en el centro comercial.
Algunos pusieron una bandera de China en el suelo y se turnaron para pasar sobre ella, antes de estropearla y dejarla en un contenedor de basura en el exterior, que después arrojaron a un río cercano.
Después, un grupo de manifestantes atacó la estación de metro de Shatin, conectada al centro comercial. Allí saltaron para destrozar las cámaras de seguridad, utilizaron martillos para arrancar los sensores de pasajes de las puertas de acceso, además de pintar y romper las pantallas de las máquinas de boletos, utilizando paraguas para cubrirse y no ser identificados.
Policías antimotines acudieron al lugar y vigilaron la estación tras cerrarla, con una reja de metal bajada para impedir la entrada.
Entonces, algunos manifestantes colocaron una barricada en una calle cerca del centro comercial, colocaron lo que parecían ramas de palmeras encima y le prendieron fuego.
La policía lanzó gases lacrimógenos para intentar avanzar hacia la multitud, que se había retirado antes de tomar posiciones detrás de un muro de paraguas sostenidos por los que estaban en primera línea.
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Las protestas prodemocracia en Hong Kong, que ya están en su cuarto mes, han derivado a menudo en brotes de violencia por la tarde o la noche. Un núcleo de activistas afirma que hacen falta medidas extremas para conseguir la atención del gobierno.
El sábado por la noche, la policía utilizó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes, que lanzaron bombas incendiarias a los agentes y encendieron hogueras en las calles.
Antes del acto con grullas de origami, la gente congregada en el centro comercial Shatin New Town Plaza coreó lemas y cantó una canción que se ha convertido en su himno, acompañada por un pequeño grupo que tocaba instrumentos de viento a través de sus máscaras. Los manifestantes llenaron la planta baja del centro comercial y las barandillas de los pisos superiores, que daban al amplio vestíbulo.
La jefa de gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, ha aceptado retirar una reforma de las extradiciones que desencadenó las protestas en junio. Pero los manifestantes han añadido otras demandas, como elecciones plenamente democráticas en el territorio semiautónomo chino. También quieren una investigación independiente sobre la supuesta violencia policial en la supresión de las protestas.
Los activistas afirman que Beijing y el gobierno de Lam están erosionando el “alto grado de autonomía” y las libertades civiles al estilo occidental prometidas a la excolonia británica cuando fue devuelta a China en 1997.
Las protestas, que no dan visos de amainar, son un bochorno para el Partido Comunista chino antes de las celebraciones de su 70mo aniversario en el poder, el próximo 1 de octubre. El gobierno de Hong Kong ha cancelado un espectáculo de fuegos artificiales ese día, alegando motivos de seguridad pública.
Las autoridades de tránsito cerraron dos estaciones intermedias en el tren expreso al aeropuerto para evitar posibles interrupciones en las conexiones al aeropuerto, un núcleo de conexiones internacionales.
El tren operaría el domingo solo entre el aeropuerto y su estación de destino en el centro de la ciudad, según la Autoridad del Aeropuerto Internacional de Hong Kong. También se suspendieron algunas rutas de autobús. Los pasajeros recibieron avisos de que iniciaran su camino al aeropuerto con tiempo suficiente.