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Arrancar los ojos, golpes, secuestros y más: las terribles agresiones a los funcionarios de la salud pública

En 2018, hasta finales del mes de agosto, se habían registrado 123 agresiones. Este año, hasta septiembre, iban 900. Desde Confusam señalan a que es porque se han atrevido a denunciar más. Víctimas acusan que esta situación ha ido en claro aumento los últimos 4 años.

Hasta la fecha, se han registrado más de 900 agresiones a funcionarios de salud este año. Las cifras se dieron a conocer en el marco de la mesa de seguridad integrada por subsecretario de Redes Asistenciales, representantes de la Subsecretaría de la Prevención del Delito, de la Asociación Chilena de Municipalidades, Colegio Médico y Confusam. En la oportunidad,  los diferentes actores llamaron a los parlamentarios a aprobar el proyecto de ley “Consultorio Seguro”.

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¿Por qué la diferencia entre un año y otro?

La cifra es aún más potente si se considera que el año pasado, hasta finales de agosto, solo se registraban 123 denuncias de este tipo. «Hemos visto que la situación ha ido aumentando desde hace 3 a 4 años», explicó la presidenta de Confusam, Gabriela Flores. «El salto en la cifra, entre un año y otro, se explica porque los funcionarios se están atreviendo más a denunciar», añadió la dirigenta. Desde Confusam esperan que la ley que busca protegerlos pueda ser aprobada lo antes posible.

Los casos van desde agresiones verbales, golpes, hasta amenazas de muerte, secuestro y golpizas de alto grado.

A continuación algunos relatos:

Edison Cortés: «Me pegó tres puñetazos en la cara»

Tens, Sapu Yobilo del Cesfam Yobilo de Coronel

«Hace unos tres años atrás estábamos trasladando a un joven de 24 años en una ambulancia. Estaba en estado de ebriedad, pero consciente de sus actos. Al bajarlo de la camilla y sin razón me golpeó con tres puñetazos en la cara. Me dejo con contusiones faciales. No le contesté, porque mi deber es cuidar su salud, así que menos mal que pude contenerme. Ese día la ambulancia tuvo que dejar de funcionar, es la única ambulancia del Sapu. Yo pensaba ‘menos mal que fui yo’, porque soy el único Tens hombre de ahí y lo único que pensaba era que ‘menos mal no le pasó a mis compañeras. Esa fue la primera vez, me dieron licencia, pero no me la tomé, porque quería cumplir con mis turnos. Después un tipo amenazó a mi colega de la ventanilla con una pistola, por pedirle el carnet. Yo le dije a ella que se fuera y con un médico lo fuimos a enfrentar. Nos apuntaba con el arma. Después el tipo se fue. Siempre que regresa se ríe de eso y dice: ‘que bueno que me atendieron rápido, sino volveré con la pistola y los mato’. Uno vive con ese miedo».

Muchos funcionarios tienen miedo de seguir sufriendo estas agresiones.

Natalie Maldonado: «Me trataron de matar y arrancar los ojos»

Tens, Cesfam Número 1 de Rancagua

«Llegó una mamá con su hijo. Lo recibimos semi inconsciente y lleno de sangre. La señora en realidad no dio muchos detalles, estaba fuera de sí. Pero luego supimos que el joven tenía varios intentos de suicidio. Le revisamos las heridas para ver si alguna afectaba un órgano vital. Sólo eran superficiales, no entendíamos porque estaba semi inconsciente. Lo dejamos en la camilla y mientras mis colegas lo atendían, comencé a atender a otros pacientes al lado. De pronto el joven se levantó bruscamente y golpeó a mi compañero. De un solo puñetazo lanzó lejos a un médico y arrancó hacia donde estaban los pacientes en la sala de espera. Golpeó a más personas, incluso menores de edad. Todo el mundo gritaba. Rompió unos ventanales y pensamos que había salido a la calle. Mis colegas salieron tras él y yo me quedé dentro. De pronto nos dicen que aún está acá y el tipo me atacó en una salita. Me golpeó, me arrancó pelo y encima mío me dijo que me había seleccionado para matarme y que me arrancaría los ojos. Lo intentó, así lo logra y perdí el 15% de la visión de mi ojo izquierdo. Un paciente lo golpeó con un extintor y me salvó».

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Así lucía Natalie tras el ataque. Eso era lo máximo que podía abrir los ojos. Hoy debe usar anteojos que antes no necesitaba.

Rosa Hernández: «Secuestraron una ambulancia»

Técnico en administración, Cesfam Lagunilla de Coronel

«A las 3 am llegó un llamado para ir a buscar a una paciente descompensada, que vivía sola con su hijo pequeño. La ambulancia fue a su domicilio y cuando venían en camino, un grupo de delincuentes detuvieron el vehículo, golpearon a al personal y los amenazaron con pistolas. Al interior venía el niño, y también lo amenazaron. Se llevaron la ambulancia y los dejaron botados en la mitad de la calle. La madre se puso peor y el pequeño quedó en estado de shock. La ambulancia se encontró después, desmantelada y chocada. Estas situaciones han ido en aumento en los últimos 3 años. El 2018 en Hualqui mataron a balazos a dos personas en la sala de espera, era un ajuste de cuentas. Esto esta generando que los médicos no quieran trabajar con nosotros. Hay varios que han renunciado por golpes o amenazas».

Asaltos, robos, secuestros y ajustes de cuentas ocurren en ciertos SAPU del país.

¿Qué se está pidiendo?

Los tres funcionarios que nos contaron sus experiencias, señalaron a Publimetro que las soluciones tienen que llegar ya. Ven como algo difícil el aumentar la presencia de Carabineros, pero creen que, si bien eso es necesario, hay otras medidas que podrían realizarse. ¿Como qué? Mejoras en el sistema de justicia. En el caso de Natalie, el joven agresor, de nombre Eric, no pudo ser procesado. Eso debido a encontrarse en estado de «psicosis». Él habría estado «fuera de si» según su defensa por haber consumido una sobredosis de pastillas para adelgazar, y por ese motivo, no se le culpó de nada.

En el caso del agresor de Edison, se fueron a juicio, pero la condena solo llevo al joven a pagar una pequeña multa. Rosa considera que los tiempos de llegada de Carabineros al lugar deberían ser más altos. La madre con el pequeño, abandonados tras el robo de la ambulancia, tuvieron que ser recogidos por un vehículo municipal. Carabineros no llegó a tiempo. En el relato de Natalie, ella nos comentó que llegaron primero Carabineros de Requinoa, otra comuna cercana, antes que los Carabineros de Rancagua.

Así lucía el Cesfam tras el ataque de psicosis de Eric. Imagen cedida por la víctima del ataque.

No solo son delincuentes: sino que también personas enojadas y frustradas

«Pero no es un tema sólo de coordinación con las policías», destacaron en varias oportunidades los tres funcionarios. Los tres creen que hay un descontento general de la sociedad, por como funcionan los servicios. Pero señalan que la culpa no es de ellos, sino que de la falta de recursos y de las falsas expectativas que las autoridades dan en sus discursos cuando prometen tiempos de atención y metas que no son reales.

«Yo creo que deberían preocuparse más de la salud mental de las personas. Ahí hay un tema bastante grave. Uno se puede enojar, pero que la respuesta hoy sean reacciones violentas y en aumento, dice mucho de esta triste realidad», agregó Rosa. Edison piensa que además de aquello, se debiese tomar atención a la salud mental de los funcionarios. «Uno ya tiene sus problemas, pero además trabajar con maltrato, golpes y constantes amenazas es peor», añadió.

«La frustración y el enojo está maltratando a las personas. Los agresores no solo son delincuentes y narcotraficantes, sino que también muchas personas descontentas con el sistema», agregó Rosa.

Se debe avanzar en la ley «Consultorio Seguro»

Cabe señalar que esta semana Paulina Rodríguez, jefa nacional del Programa de Apoyo a Víctimas de la Subsecretaría Prevención del Delito, reiteró el llamado a aprobar la ley y destacó el trabajo coordinado a nivel nacional a través de las mesas de seguridad instaladas en los 29 servicios de salud del país. agresiones.

El proyecto de ley para tratar esta realidad se encuentra en el Senado. Entre las medidas que ya se están ejecutando está la instalación de cámaras de seguridad y botones de pánico en los establecimientos con mayor criticidad, e instructivos para que los directores de los recintos asistenciales con funcionarios víctimas de violencia, ejecuten las acciones judiciales pertinentes. ¿Bastarán las cámaras? Tal vez no, pero servirán de prueba. «Toda mi agresión quedo grabada, incluso cuando trató de sacarme los ojos», señaló Natalie.

 

 

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