Las fuerzas turcas profundizaron su ofensiva en el noreste de Siria el viernes, en la tercera jornada de los ataques a milicianos kurdos sirios que han provocado un nuevo desplazamiento masivo de civiles y que la comunidad internacional ha criticado con dureza.
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Al menos seis civiles murieron en Turquía y siete en Siria desde que Ankara inició el operativo en el noreste sirio con incursiones aéreas y terrestres.
En Siria, multitudes de pobladores huían con sus pertenencias en autos, camiones, motos o directamente a pie. La agencia de la ONU para los refugiados dijo que decenas de miles estaban en marcha y las agencias humanitarias advirtieron que casi medio millón de personas estaban en riesgo en la frontera. Las escenas eran similares a las de algunos años atrás, cuando la gente huía de los milicianos del Estado Islámico.
El viernes por la mañana se alzaban gruesas columnas de humo negro del pueblo sirio de Tal Abyad, cerca de la frontera, mientras Turquía continuaba los bombardeos.
El ministerio turco dijo en un comunicado que uno de sus soldados murió y tres resultaron heridos. El ministro de Defensa turco Hulusi Akar dijo que murieron 342 «terroristas», como llama Ankara a los milicianos. No fue posible verificar las cifras en forma independiente.