Desde siempre revistas, canales de televisión y escritores se han interesado por los detalles de la vida de las familias de la realeza. En el caso particular de la familia real de Inglaterra, esto cobró un nuevo boom tras el éxito de la serie de Netflix «The Crown».
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Varios detalles se han mostrado en dicha serie y desde la producción se han preocupado de hasta el más mínimo detalle. Y es de la historia de la actual reina, Isabel II, de lo que hablaremos ahora. ¿En que piensan cuando hablamos de cupones? Lo más probable es que pienses en alguna hamburguesa o en esas gigantescas compras de supermercado que algunos programas de Estados Unidos nos muestran. ¿Y si te dijéramos que el vestido de novia de la actual reina se compró así?
Suena extraño, pero es real. Aunque uno podría pensar que, al tratarse de una boda de la realeza el presupuesto fue ilimitado, la realidad es que en esa época el racionamiento (la asignación gubernamental de recursos limitados y bienes de consumo) tras la Segunda Guerra Mundial aún estaba en vigor, por lo que Isabel tuvo que reunir varios cupones para poder comprar todo el material necesario para su vestido de novia.
Le enviaron cupones que no pudo aceptar
En solidaridad con la futura reina, chicas de todas partes del país le enviaron cupones extra para que ella pudiera tener un vestido de ensueño. Sin embargo, siguiendo el protocolo, la ahora monarca regresó todos los cupones y el Gobierno le permitió un gasto adicional de 200 libras. El encargado del diseño fue el famoso modisto Norman Hartnell.
En el libro «El Vestido» de Jennifer Robson, autora de bestsellers históricos que ha estudiado Literatura Francesa e Historia Moderna, se cuentan todos los detalles tras la confección de esta pieza que es considerada «una obra de arte».
El libro nos sitúa en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial (1947) y en la actualidad. Ann y Miriam son bordadoras en el taller de un famoso modisto y han sido elegidas para crear los bellísimos bordados que adornarán el vestido de novia de la futura reina de Inglaterra. El traje nupcial estaba inspirado en el cuadro “Primavera” de Botticelli y fue elaborado a mano con hilo de plata y bordado de tul con una cola de cuatro metros.
Un vestido para la historia
Se utilizaron 10,000 cuentas de perlas importadas de América y tuvo un costo de 43,000 dólares de hoy. El libro relata como Ann y Miriam crearon las hermosas flores del vestido. ¿Pero por qué habla de la época actual? Una de ellas le dejó a su nieta unas flores bordadas idénticas a las del vestido de la reina, como herencia. Pero nunca le contó a su familia que en realidad eran las mismas flores y que ella había sido parte de esta historia.
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Los detalles del libro enamoran y atrapan. Una historia curiosa, elegante, llena de detalles. El libro ideal para quienes gustan de este tipo de historias relacionadas con el mundo de la realeza. Este relato único, traído por Editorial Planeta cuenta además con ora particularidad: la joven tejedora era una emigrada francesa que había sobrevivido al régimen nazi. El resultado fue excepcional, aquel vestido de novia pasó a la historia.