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Ecuador en crisis: Lenín Moreno revisará decreto que eliminó el subsidio a los combustibles

Las Fuerzas Armadas de Ecuador anunciaron que la restricción de movilidad, que afectaba a zonas estratégicas de la nación, ahora se extiende a todo el país y que durará al menos 24 horas.

El presidente Lenín Moreno anunció el sábado algunas concesiones en el paquete económico tras una violenta jornada de protestas, aunque no hizo cambios a la elevación del precio de los combustibles, el factor que más irritó a la población.

Moreno indicó que su gobierno abordaría algunas preocupaciones de los manifestantes, estudiaría cómo asegurar que los recursos llegan a zonas rurales y ofrecería compensaciones para los que sufrieron pérdidas económicas debido a la inestabilidad de los últimos días.

En cadena de radio y televisión, el mandatario dijo que “con quienes tengan la decisión de dialogar, lo haremos, ese proceso tiene avances y espero darles pronto buenas noticias, porque diferentes organizaciones y sectores han confirmado su voluntad de dialogar”.

Medidas a revisar

Entre los cambios dijo que su gobierno está dispuesto a analizar y revisar “conforme al pedido que han hecho organizaciones indígenas y sectores sociales, el decreto 883 (con el paquete económico) para estudiar sus efectos, para asegurar que los recursos lleguen al campo, para que las comunidades y beneficiarios manejen sus propios recursos”.

Acerca de la reducción de sueldos por contratos ocasionales de empleados del estado y un recorte de vacaciones de servidores públicos, dijo que también serán revisados y ofreció un bono de 20 dólares mensuales que pagarán las empresas privadas a los empleados e incentivos a los campesinos que por acción de la huelga han registrado pérdidas.

Añadió que “han sido días difíciles, pero vamos a sacar al país adelante, lo vamos a hacer juntos con decisión y con firmeza”.

Salida de la crisis

La iglesia y la Organización de las Naciones Unidas, confirmaron para el domingo la primera reunión tendente a buscar una salida a la crisis.

Las protestas alcanzaron niveles de violencia inusitados, ante los cuales Moreno dispuso el despliegue de las fuerzas armadas en las calles, desde media tarde, para retomar el control de la capital, donde manifestantes no sólo se enfrentaron con la policía y bloquearon gran cantidad de vías, sino que cometieron actos vandálicos como el incendio del edificio de la Contraloría, un ataque y saqueo a un canal de televisión y un ataque a un diario.

Moreno aseveró que tras esos hechos están “fuerzas oscuras vinculadas a la delincuencia política organizada y dirigida por (Rafael) Correa y (el presidente Nicolás) Maduro, en complicidad con el narcoterrorismo, con pandillas, con ciudadanos extranjeros violentos (que) causaron zozobra y violencia nunca antes vista”.

El contralor, Pablo Celi, afirmó que el ataque fue un acto “deliberado contra la memoria documental de los procesos de control del país y pone en evidencia los verdaderos objetivos de una conspiración planificada… (para) detener el juzgamiento y sanción de los responsables del asalto a los recursos públicos que tan severamente afectó a la economía nacional”.

En un edificio, a mitad de camino entre la Asamblea y el sitio donde están apostados los manifestantes indígenas, se encuentran los documentos de respaldo de las investigaciones de corrupción, buena parte de ellas a ex altos funcionarios del gobierno de Correa.

Uno de los máximos dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, Leonidas Iza, pidió ayuda a las fuerzas armadas para “garantizar la paz y a regresar el orden constitucional” aclarando que la organización no va a caer “en las intenciones de ciertos grupos políticos que han intentado aprovecharse de la reacción del movimiento indígena”.

El presidente de la Asamblea, César Litardo, en su cuenta de Twitter convocó a “no dar cabida a más confrontaciones, Ecuador es un país de paz que necesita trabajar. Hago un llamado a la unión, somos un sólo país en el que los consensos deben primar”.

El toque de queda fue inicialmente impuesto en Quito a partir de las tres de la tarde, pero luego el mandatario emitió un decreto para ampliarlo a todo el país y aplicarlo a diario desde las ocho de la noche hasta las cinco de la mañana.

Hace seis días, grupos indígenas habían encabezado las protestas más recientes, pero no se había llegado a los niveles de violencia de la jornada del sábado.

El presidente ha hecho varios llamados al diálogo y tras un rechazo inicial, líderes indígenas dijeron que estaban dispuestos a hacerlo, aunque la posibilidad de sentarse a la mesa se vio opacada por los hechos violentos.

Las protestas se caracterizaron hace casi dos semanas por mítines y manifestaciones en el sector centro norte de la capital, donde los manifestantes atacaron con piedras y palos a la policía, que respondió con gases lacrimógenos.

Miles de indígenas se mantienen concentrados en las instalaciones de la Casa de la Cultura y universidades cercanas, desde donde han salido a protestar a diario.

Con una deuda de 64.000 millones de dólares y un déficit anual de 10.000 millones, el presidente Moreno ha decidido aumentar los impuestos, flexibilizar las leyes laborales y recortar el gasto público para obtener más de 4.000 millones de dólares en financiamiento de emergencia del Fondo Monetario Internacional.

Como parte de ese plan, Moreno eliminó un subsidio al precio de los combustibles el 2 de octubre, lo que derivó en un aumento del precio de la gasolina. El pánico y la especulación provocaron alzas enormes y los precios de algunos productos _las papayas y las tarifas de los autobuses rurales, por ejemplo_ se duplicaron o más.

Los pobladores indígenas de Ecuador, destrozados por la pobreza y desatendidos por los programas gubernamentales, estaban furiosos. La semana pasada, miles de shuar, saraguro, quechua y miembros de otras etnias indígenas llegaron a Quito desde lo profundo de la Amazonía y los poblados en los Andes ecuatorianos.

A pesar de la difícil situación, Moreno ha dicho que no puede reanudar los subsidios a los combustibles. El país está en bancarrota y ceder ante los manifestantes sería una derrota en el esfuerzo del presidente por revertir las políticas de su predecesor y exmentor, Rafael Correa.

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