El estallido social que terminó con el decreto de Estado de Emergencia por parte del Presidente Sebastián Piñera, no dejó indiferente a nadie, y menos a la Iglesia.
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En un comunicado, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal emplazó al gobierno y las instituciones que ejercen liderazgo a cuadrarse con el descontento de las personas.
«La primera obligación de todos los que ejercemos algún tipo de liderazgo en el país es comprender el profundo malestar de personas y familias que se ven afectadas por injustas desigualdades, por decisiones arbitrarias que les afectan en su vida diaria y por prácticas cotidianas que consideran abusivas, porque lesionan especialmente a los grupos más vulnerables», dice el comunicado.
La iglesia señala que los hechos ocurridos desde ayer «son de la mayor gravedad y motivo de gran preocupació».
«Entendemos que son parte de un proceso que venimos experimentado durante décadas y que tiene consecuencias profundamente humanas que no podemos ignorar. Aunque es compleja su adecuada comprensión (…) es deber de todos realizar un esfuerzo mancomunado –especialmente autoridades y dirigentes sociales– para descubrir esas causas y recorrer los caminos de solución, los que no se darán sin la participación de la mayoría».
En esa línea, y si bien la Conferencia Episcopal condena «decididamente los hechos de violencia», afirma que «para que esta condena sea efectiva, tenemos que hacernos cargo de entender las raíces de esa violencia y trabajar con urgencia para prevenirla».
Emplazan a las autoridades, además, a «crear las condiciones para un bienestar digno y fundado en la justicia y la paz».
«Es hora de pasar de la preocupación a la acción», enfatizan en su comunicado, junto con llamar a conseguir la paz cívica.