A falta de negocios y supermercados cerrados por saqueos o seguridad, las ferias libres volvieron este martes a ser una valiosa opción para los vecinos de distintos sectores de Santiago, que acudieron masivamente a los tradicionales mercados de barrio.
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En las diferentes comunas se dio una situación parecida. Luego de otra noche agitada con secuelas de barricadas y quema de neumáticos en el pavimento numerosos puntos de la Gran Avenida, la feria que se instala hace muchos años en las calle Esmeralda y Miguel Luis Cerda, desde Departamental al sur, volvió a ofrecer sus productos con una normalidad de gritos, ofertas y familiaridad donde no se palpaba el Estado de Emergencia ni el descontento de la gente.
La novedad del día fue la tajada de sandía a $500, pero en general los precios ofrecieron un margen común y razonable, sin alzas empujadas por la situación del país. Las naranjas estuvieron disponibles a dos kilos por mil pesos, los plátanos a $700 el kilo y en los puestos de pescado la reineta apareció en la banda acostumbrada de $2.500 por kilo.
También los abarrotes estuvieron presentes en la cita con los compradores, que aprovecharon el sol para comparar precios y, de paso, retomar la sana costumbre de dialogar con los vecinos o amigos que no veían posiblemente desde la semana pasada, cuando Chile parecía tan normal y tranquilo…
En suma, a pesar de las amenazas y ataques del «lumpen» al comercio establecido durante las últimas horas, las ferias libres retomaron en estos días su protagonismo como uno de los servicios comerciales de mayor tradición en los barrios de la capital, revelándose como una buena salida frente a la… emergencia.