Fue el martes en la tarde cuando Andrónico Luksic utilizó su cuenta de Twitter para hacer un punto en medio de esta crisis social.
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El empresario anunció que a partir de enero de 2020 ninguno de sus empleados de las empresas Quiñenco ganará menos de $500 mil. Lo que pudo ser visto como oportunismo, ha tenido eco en otros empresarios.
Así, la startup Compara recogió el guante y desde el 1 de noviembre ninguno de miembros ganará menos de 22 UF brutos o $617.437. A ellos se uniría la firma de servicios financieros Tanner, donde tendrán una remuneración mínima salarial $602 mil.
Y así se han sumado otros que parecen entender que la situación en el país ya cambió y que no se pueden tolerar una serie de injusticias, una de ellas, los bajos sueldos y las grandes brechas entre quienes ganan más o menos.
Sin embargo, hay una iniciativa que partió un poco antes que Luksic hiciera su apuesta. Se trata de “Desafío 10X” (www.desafio10x.cl), la que promueve reducir la diferencia de sueldos dentro de una compañía a diez veces y/o establecer un ingreso mínimo de 22 UF bruto.
Soledad Lama es una de sus impulsoras. Ella es gerenta general de Comaco y miembro G100 corporación privada pro emprendimiento y cuenta que todo partió el domingo en un chat de los asociados junto a quienes componen el Sistema B de empresas (firmas que apuntan a un desarrollo con sentido social), donde se comenzó a discutir cuál sería un salario ético.
Así el lunes se levantó la plataforma web en la que una empresa se puede sumar o un empleado de manera anónima puede subir el correo electrónico de su jefe para hacerle llegar la propuesta. Ante esta crisis, “la pregunta es si vamos a hacer algo al respecto”, dice Lama. En apenas cuatro días ya se han sumado 300 empresas “y la idea es seguir masificando esto”, subraya.
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¿Cambiará el gran empresariado?
Esta semana el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfonso Swett, llamó a su sector «a escuchar con los oídos bien grandes», lo que está diciendo la calle.
Pero ¿cómo pilla esta crisis a los empresarios? Ismael Puga, doctor en Sociología y académico de U.Central, afirma que la entienden tanto o más que cualquiera, pero dice que “la pregunta es si están dispuestos a sacrificar el nivel desmesurado de ganancias con que estaban operando”.
¿Y alcanzan con iniciativas como la de Luksic? “Siempre se puede hacer más”, dice Lama, agregando que “se necesita trabajar con conciencia social”. Es optimista y afirma “que nadie es el mismo antes del 18-O”, cuando se desató esto y recalca que ahora “estamos todos llamados a revisar las planillas de sueldos, cómo estamos haciendo negocios, tener compromisos más ambiciosos del impacto social de las cosas que hacemos”.
En tanto, Puga, sostiene que “aunque sea justo, no sirve pedirles generosidad a los dueños del negocio, porque su principal interés será seguir siendo los dueños y eso es comprensible”, por lo que la labor también es de los trabajadores. “Tienes que disputar y negociar de manera firme, y para eso necesitas organización y apoyo general”, puntualiza.