Atrás quedaron la «guerra», invasiones extraterrestre o los discursos apocalípticos de caos y violencia. Santiago vivió la mayor manifestación de su historia, superando el millón 200 mil asistentes, en total orden y de forma pacífica.
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Familias, tercera edad, muchos niños y personas que llegaron desde todos los puntos cardinales de la capital coparon el eje Alameda-Providencia desde las estaciones Los Héroes hasta Manuel Montt.
La asistencia histórica superó a la «Marcha por el NO», previa al plebiscito de 1988, que puso fin a la dictadura de Pinochet.
Desde las 15 horas hasta las 20, se fue acumulando la gente en torno a la Plaza Italia: ciclistas, gente con scooters, personas a pie, barras de equipos de fútbol. Personas de todos los sectores de la ciudad colmaron el centro de Santiago llenas de carteles en que patentaban su malestar con el elevado costo de la vida, las malas pensiones, los cobros excesivos, las graves falencias en salud , el precario estado de la educación pública o contra una clase política que simplemente no ha estado a la altura.
Pequeños desmanes
Todo se registró en total paz, con diferentes expresiones artísticas a lo largo de toda la marcha, hasta pasadas las 20 horas, cuando carros de Carabineros arremetieron contra los manifestantes en la zona de calles San Francisco.
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Rápidamente el ambiente se colmó de gas lacrimógeno, haciendo irrespirable el aire, lo que generó el quiebre de la marcha y la división en dos grupos.
Tras la arremetida de las FFEE se iniciaron focos aislados de violencia, que en ningún caso, llegaron a opacar una manifestación que ya entró en la historia.