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Marchas, protestas y más: ¿Podría este estado esconder una convulsión latente?

Bajo la consigna de “ahora o nunca” muchas organizaciones se han ido sumando a la movilizaciones. La semana pasada se hablaba de cómo afrontar psicológicamente una crisis, pero la situación está lejos de ser un evento aislado y ha pasado a ser cotidiano. ¿Podría llevar a algo mayor?

El 18 de octubre del 2019 fue un día especial, que marcó el inicio de la etapa que hoy cruza nuestro país. Se le ha llamado despertar social, estallido o primavera de Chile. Pero independiente del nombre, lo que comenzó como una reacción ante elevados precios del transporte, sumó demandas sociales transversales entre las que destacan la mejora de las pensiones, baja de los precios en servicios básicos y otros. Y a poco más de dos semanas de aquel día, el apoyo en las calles aún está.

El primer Termómetro Social del Núcleo Milenio DESOC y del Centro de Microdatos, ambos alojados en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la U. de Chile, determinó que el actual movimiento social cuenta con un 85,4% de apoyo. El mismo estudio fijó además que las tres mayores demandas de la población, son pensiones, salud y educación.

Factor «aún no hay respuestas concretas»

Los anuncios de la agenda social fijada por el Presidente Piñera al parecer no han sido suficientes para la población. Durante una entrevista a Meganoticias, realizada por el periodista José Manuel Astorga, y la única que ha dado a un medio nacional, el mandatario señaló que no se puede solucionar todo en 30 días.

¿Qué podría pasar si este estado se mantiene? Nicole Tornel, socióloga de la Universidad Central define el estado actual como «una coyuntura a nivel nacional nunca antes vista, al menos de esta naturaleza».

«La sociedad civil siempre ha estado organizada en gremios o campos según interés, profesión, postura política, entre otros. Pero a diferencia de lo que se presenta hoy, antes los canales de comunicación para sus propuestas y demandas eran más verticales», señala.

«No decae, se transforma»

La socióloga agrega que «aunque el movimiento sigue, va tomando deferentes ritmos, por que nadie aguanta movilizado 24/7 por 20 días. Eso no implica que el movimiento esté decayendo, sólo es una transformación». ¿Recuperará el ritmo que se vio en los primeros días? No se descarta. Las situaciones cotidianas de marchas, manifestaciones y tener problemas de movilización no son normales, pero se han vuelto una «nueva normalidad» en el sentido de que es algo que ya no es extraño de ver.

«Es común que, aunque estemos en un clima de constantes manifestaciones, vayamos tomando costumbre de ver el día día con barricada, manifestaciones, protestas o intervenciones. Por qué el ser humano tiene una esfera de sentido brindada por la experiencia que trata de generar sentido a las cosas, entonces algo que parecía chocante o fuerte al principio ya no lo es tanto por que vamos acostumbrándonos», agregó.

Ojo con los niños

En la misma línea, Francisco Flores, psicólogo y director de la ONG Mente Sana señaló que «esta situación que es excepcional, se tiende a normalizar. De tanto mostrar las movilizaciones, la violencia policial y los delitos, de a poco las personas se van aclimatando y la sintomatología de ánimo, la ansiedad y otras condiciones que se observaron al comienzo, van disminuyendo».

De todas maneras, el profesional llama a tener especial cuidado con los niños a la hora de consumir esta información «porque no tienen la capacidad de procesar todo esto en su magnitud».

«Como un terremoto que está acumulando energía»

¿Podría el movimiento explotar hacia algo más fuerte? El especialista en salud mental señaló que la geografía territorial y nuestra tendencia a los terremotos, podría verse reflejada en nuestra anatomía social. »

Creo que con todo el malestar que se ha expresado en las calles, sumado al desgaste psicológico, se podría estar incubando un momento para la descarga. En estos casos, el desborde es una característica común», añade. ¿La solución? Flores cree que lo que hace falta es reconstruir un «un nuevo lazo». «La gente necesita sentirse parte de algo, también de la solución, tal vez por eso la idea de una nueva constitución ha tomado tanta fuerza», concluyó.

 

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