El presidente Donald Trump enfrenta este martes la amenaza de nuevos testimonios que pueden perjudicarlo, en la segunda semana de audiencias públicas de la investigación previa a un eventual proceso de destitución en la Cámara de Representantes.
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La tuit del lunes de Trump, en el que indicó que podría comparecer en esta investigación que amenaza su presidencia, no tuvo ningún impacto en el calendario que el Comité de Inteligencia de la Cámara tiene previsto para esta semana, con nueve testigos convocados.
El más importante es el de Gordon Sondland, embajador estadounidense ante la Unión Europea que supuestamente transmitió al gobierno de Ucrania la petición de Trump de ayuda para encontrar información que perjudicara al exvicepresidente Joe Biden.
Las audiencias también incluyen a diplomáticos que en sus testimonios a puerta cerrada declararon que Trump y Sondland presionaron a Kiev para abrir una investigación contra Biden, y que retuvieron casi 400 millones de dólares en ayuda de defensa y condicionaron una visita a la Casa Blanca pedida por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como medida de presión.
El lunes, la líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, dijo en una misiva a sus correligionarios que Trump había tenido comportamientos que corresponden a la «extorsión y al soborno«.
«Los hechos son indiscutibles«, afirmó.
Trump podría testificar por escrito
Camino a convertirse en el tercer presidente estadounidense en ser sometido a un proceso de destitución, Trump dijo en Twitter la mañana del lunes que considera «seriamente» testificar para defenderse de las acusaciones.
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El presidente estadounidense afirmó que aunque no había hecho «nada malo» y no quería darle credibilidad al proceso que volvió a calificar de «caza de brujas«, considerará testificar.
«Ella dijo que podría hacerlo por escrito«, agregó, en referencia a las declaraciones del fin de semana de Pelosi, que lo instó a colaborar.
https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1196425928768929792
Los expertos se mostraron escépticos y afirmaron que la probabilidad de que Trump realmente comparezca es baja, y durante la jornada no hubo más señales en ese sentido, ni de la Casa Blanca ni del Congreso.
Durante la investigación del fiscal especial Robert Mueller para dilucidar si el equipo de campaña de Trump trabajó con los rusos para obtener una ventaja en las elecciones de 2016, el presidente contestó por escrito.
Su colaboración con la investigación solo se produjo después de que sus abogados negociaran los preguntas y en decenas de oportunidades el presidente contestó que no recordaba los hechos.
La opinión pública de cara a 2020
Esta semana hay nueve testigos convocados. El martes están citados Jennifer Williams, una asesora del vicepresidente Mike Pence, y Alexander Vindman, un experto en Ucrania del Consejo de Seguridad Nacional.
Ambos escucharon la controvertida llamada que Trump hizo a Zelenski el 25 de julio.
En la tarde están programados los testimonios del exenviado especial para Ucrania Kurt Volker, que renunció en septiembre a su cargo, y del asesor en seguridad Timothy Morrison.
Esta semana los demócratas podría concluir la fase de investigación y comenzar a preparar la evidencia recolectada para enviarla al Comité Judicial de la Cámara, que es el encargado de redactar los cargos en un proceso de destitución.
Los demócratas solicitaron también los testimonios de varios altos funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado, con especial interés en la presencia del jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, y también han solicitado archivos internos.
Pero hasta ahora la Casa Blanca se ha negado a que los funcionarios comparezcan y a entregar las actas.
En lugar de enfrascarse en una larga batalla judicial por los testimonios, los demócratas han sugerido que podrían agregar a la serie de cargos en contra de Trump una acusación de obstrucción a la justicia y avanzar hacia una votación de la destitución en el pleno.
La Cámara de Representantes, donde los demócratas son mayoría, probablemente va a votar a favor de que Trump sea sometido a un juicio político.
Pero también es bastante factible que el Senado, controlado por republicanos y encargado de dirimir la supuesta culpabilidad del presidente, sepulte el proceso.
En un momento en que queda menos de un año para las presidenciales y la renovación de parte del Congreso, el desarrollo del proceso va a depender de la coyuntura y de la opinión pública.
Una encuesta publicada el lunes reveló que un 51 % de los estadounidenses considera que Trump debería ser sometido a un proceso en el Congreso y destituido, un alza desde el 48 % que apoyaba esta opción antes de las audiencias públicas.