El papa Francisco exhortó a multiplicar los esfuerzos para combatir la “humillación” de mujeres y niños obligados a prostituirse, en el inicio de una atareada visita a Tailandia, donde el tráfico de seres humanos y la pobreza alimentan la industria del turismo sexual.
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Durante una misa al aire libre en el estadio nacional de Bangkok, Francisco denunció los problemas que afectan a los más pobres de la región. Pidió a los tailandeses que no den la espalda a las mujeres y niñas utilizadas para el sexo o a los migrantes esclavizados para la pesca o la mendicidad.
“Todos ellos son parte de nuestra familia”, dijo a las aproximadamente 60.000 personas que atestaron el estadio para el oficio al atardecer. “Son nuestras madres, nuestros hermanos y hermanas”.
Naciones Unidas considera a Tailandia como un importante destino del tráfico de personas, además de una fuente de mano de obra forzada y esclavos sexuales, que son víctimas en su país o enviados al extranjero. La agencia de la ONU sobre droga y delincuencia indicó este verano en un reporte que el tráfico para la explotación sexual suponía el 79% de todos los casos en Tailandia entre 2014 y 2017. De las 1.248 víctimas detectadas, el 70% eran menores, según el reporte, que citaba datos de las autoridades tailandesas.
El turismo sexual es un factor que impulsa el tráfico de más víctimas, que a menudo caen en la explotación sexual por obligación, coacción o engaños, señaló la ONU.
Fue la segunda vez en el día en que Francisco se refirió a la suerte de las mujeres y menores sometidos al comercio sexual. Previamente elogió al gobierno por combatir el tráfico sexual, en su primer discurso en las oficinas del primer ministro Prayuth Chan-ocha.
Pero pidió un mayor compromiso internacional para proteger a las mujeres y niños “que son violados y sometidos a la explotación, esclavitud, violencia y abuso en todas sus formas”.
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