Lapidario. Ese es el apelativo que se ajusta mejor al informe que acaba de liberar el Human Rights Watch (HRW) sobre las graves violaciones a los derechos humanos que se han vivido en Chile las últimas semanas, y donde le da con todo al actuar violento y poco profesional de Carabineros.
PUBLICIDAD
Las 5 muertes a manos de agentes del Estado, las golpizas, los desnudamientos y violaciones contra mujeres y niñas, y el uso indiscriminado de perdigones, fueron los pilares centrales del documento de 18 páginas. Precisamente en el último punto, el discurso de José Miguel Vivanco, director ejecutivo para América del HRW, apuntó con nombre y apellido a un responsable: el general director de Carabineros Mario Rozas.
«No es posible que el general, la máxima autoridad de Carabineros, no conozca, no sepa, cual es la composición material de los perdigones. Pero es que me parece que es elemental, de cualquier fuerza pública, de cualquier comandante o general en el mundo, que por lo menos conozca con la mayor precisión, no sólo las consecuencias que tiene el uso de esta escopeta (anti disturbios) sino que también -y en particular- la composición y las reglas del juego para utilizar estos perdigones», dijo enfático Vivanco.
Junto con eso, cuestionó la poca trasparencia en la compra de los perdigones y por qué el distribuidor no especificó que contenían metal. «Yo me pregunto por qué la compra se hizo sin licitación pública, sin mayor transparencia, cuando se hizo esta compra, qué opciones había, por qué hay una empresa local, llamada TEC, que es la que ofrece estos perdigones. Cual es el costo de estos proyectiles y dirimir en términos creíbles si el mínimo (distancia de disparo hacia personas) son 30 metros o 40 metros».
El director ejecutivo de HRW incluso señaló que los propios carabineros desconocían el poder mutilante de los perdigones. «Human Rights Watch entrevistó a tres carabineros que minimizaron el daño que podían provocar los perdigones. Un capitán expresó que es “muy difícil que un perdigón atraviese la ropa, incluso si [si se dispara] de muy cerca”, y un cabo señaló que era “imposible [que los perdigones causen] daño ocular grave”.
Cabe recordar que el último balance de la Sociedad Chilena de Oftalmología informó que entre el 19 de octubre y el 20 de noviembre, al Hospital del Salvador se presentaron 220 pacientes con trauma ocular asociado a manifestaciones. De ellos, 40 pacientes presentaron traumatismo ocular con globo abierto -estallido ocular o herida penetrante-, y 33 personas sufrieron la pérdida total de la visión del ojo afectado. Por si fuera poco, el 46,2% de las personas heridas en los ojos presentó disminución severa de la visión en su evaluación inicial.
Esos números, ya escandalosos, son sólo los casos registrados en la Unidad de Trauma Ocular del Hospital del Salvador. A ellos se suman otros 74 casos de traumas oculares severos en otros centros asistenciales de Santiago y regiones.