En Deportes Colchagua siguen en la pelea por buscar un recurso que les permita pelear el cancha el ascenso a Primera B. El elenco de la sexta región no ha bajado los brazos desde el viernes pasado cuando el Consejo de Presidentes finalmente decidió darle el cupo a San Marcos de Arica.
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En los últimos días en San Fernando no han dejado de moverse para revocar la decisión del Consejo. Según revela el propio presidente de la entidad, Jorge Salazar, «un hincha, que es abogado, presentó un recurso de protección en la corte de apelaciones de Rancagua. Ahora la ANFP tiene ocho días para responder».
En el club también se mueven por las suyas, aunque por ahora a nivel federativo. «El 3 de diciembre le presentamos a la ANFP la autorización para que nos permita ir al TAS, tenían 72 horas respondernos y aún no lo hacen. Nos han pasado a llevar», asegura Salazar en conversación con El Gráfico Chile.
De todas formas, el dirigente amenaza con agotar todos los recursos. «Si no nos autorizan y vemos que una vez más nos ignoran, no nos va a quedar otra que ir a la justicia ordinaria, arriesgando las penas del infierno, porque nos podemos quedar sin licencia de clubes para 2020″.
En Colchagua asumen los riesgos, aunque se amparan en casos anteriores: «Barnechea subió, Vallenar fue a la justicia y no le pasó nada, entonces ¿por qué pensar que si Colchagua va a la justicia nos puede pasar algo? La ANFP no hizo ninguna revisión del torneo, ni tampoco se asesoró. El torneo se siguió jugando, incluso en los momentos más álgidos del estallido social. Nosotros solo queremos jugar, pero ellos quieren resolver todo por la vía administrativa», dispara Salazar.
«Yo sé que vamos a pasar un bochorno gigantesco, pero el riesgo es solamente por buscar justicia deportiva, no queremos regalos ni nada, solo justicia deportiva, incluso arriesgando perder en cancha», agrega.
La rabia del dirigente colchagüino también refleja las carencias de la Segunda División Profesional. «Esta categoría es la más discriminada por lejos, no tenemos los mismos derechos, pero tenemos los mismos deberes: políticas de seguridad, ingeniería en los estadios, etcétera», remata.