La administración de la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció una reducción en las tarifas de electricidad en momentos en que busca consolidar su controvertido gobierno de transición.
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La reducción de un 13% en algunas regiones hasta el 50% en otras se aplicará desde noviembre al consumo domiciliario, comercial e industrial, indicó el ministro de Energía, Rodrigo Guzmán. La rebaja busca incentivar la producción y no afectará las utilidades de las operadoras, explicó.
Con un promedio de 9 centavos de dólar por kilovatio hora, Bolivia tiene una de las tarifas eléctricas más bajas del continente debido a que un 70% de su generación proviene de plantas termoeléctricas que funcionan con gas natural, cuyo precio está subvencionado.
Es la primera medida económica de Áñez, una senadora de la opositora Unidad Demócrata que se autoproclamó en la sucesión presidencial el 11 de noviembre tras la renuncia del mandatario Evo Morales y su posterior exilio en México. La mandataria anunció nuevas elecciones en cuatro meses.
Morales renunció alegando un golpe de Estado cercado por las protestas contra un supuesto fraude electoral para reelegirse a un cuarto mandato. Tras su dimisión sus partidarios emprendieron protestas violentas que dejaron 35 muertos, según la oficina del Defensor del Pueblo.
A pesar de la crisis política la economía boliviana se mantuvo estable con una inflación en noviembre de 1,1% respecto del mes anterior y un acumulado en el año de 3,41% en comparación con el mismo período de 2018, según el estatal Instituto Nacional de Estadística.
Otra buena noticia para Bolivia llegó la víspera desde Colombia. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo colocó al país por primera vez en el grupo de naciones de “desarrollo humano alto” en el puesto 114 entre 189 países, según el informe global de esa organización.
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El ranking lo encabeza Noruega y Chile es el país latinoamericano mejor ubicado en el puesto 42.
El Índice de Desarrollo Humano toma en cuenta la esperanza de vida al nacer, la tasa de escolaridad, el ingreso per cápita y la desigualdad, entre otros indicadores en los que Bolivia logró avances en los últimos años.
No obstante, el país se mantiene como el más pobre de Sudamérica, según el informe divulgado la semana pasada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).