La exportación de piel humana desde Estados Unidos a Nueva Zelanda, que se encuentra en emergencia sanitaria tras las graves quemaduras de los sobrevivientes de la erupción de volcán Whakaari, revelan un desconocido mercado de órganos humanos que permite salvar vidas en situaciones de catástrofes.
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Nueva Zelanda decidió comprar 120 metros cuadrados de piel a Estados Unidos, pagando un millón y medio de dólares neozelandeses (casi un millón de euros) a un banco de piel en ese país, que cuenta con la mayor reservas de tejido del mundo. Este tejido se sumae al exportado ya por Australia, que donó 10.000 centímetros cuadrados de piel para los injertos.
Treinta heridos están internados en distintos hospitales, algunos con quemaduras en más del 80 por ciento de su cuerpoy graves abrasiones internas debido a la inhalación de gases.
Al igual que algunos órganos de uso más frecuente, la piel de los fallecidos también se puede donar. Los médicos suelen extraerla de los muslos y de la zona posterior a las orejas, y puede ser almacenada durante años. La piel se utiliza no sóloo para tratar quemaduras, sino también para evitar que se expandan infecciones y mitigar el dolor.