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En un mundo de “fake news y falsas izquierdas y derechas”, el famoso Kusturica inmortaliza en el cine la vida suprema de Pepe Mujica

A fin de mes se estrena el documental que refleja la obra del ex presidente uruguayo, a quien el realizador define como “un hombre insprador, en una sociedad global gobernada por políticos oportunistas y deshonestos”.

«En este momento, cuando en nuestro planeta proliferan las falsedades por todas partes, las fake news, pero también las falsas izquierdas y las falsas derechas, mi deseo es que todas las personas sean tan libres y verdaderas como Pepe Mujica», expresa el laureado director de cine Emir Kusturica, quien se declara admirador del ex presidente de Uruguay que será inmortalizado en el documental «El Pepe, una vida suprema» que se estrena dentro de dos semanas en Netflix.

El famoso cineasta serbio, ganador de premios internacionales con «Papa está en viaje de negocios, Tiempo de gitanos y la Vida es un milagro», entre otras películas, habla con pasión de un personaje que «además de su honestidad y su humildad, Mujica fue capaz de practicar el socialismo dentro del marco estrecho del capitalismo. Y lo hizo con éxito: el pueblo uruguayo lo acompañó, y hoy lo extraña. Un sentimiento que se explica según pude comprobar personalmente, porque Mujica vive tal como se lo ve en la película, en su chacra, con sus flores y sus animales, con esa sencillez que para muchos es impostada. Créanme: no lo es. No es una pose».

Kusturica se reunió durante tres años con Mujica para rodar el documental y en esos encuentros el ex mandatario  le pedía al director que transmitiera «humildad y compromiso». Con ocasión del estreno de la cinta, la editorial Capital Intelectual reeditó el libro «Pepe Mujica: de Tupamaro a presidente», de María Esther Gilio y el prólogo del propio director.

«Mujica es un hombre supremo, diferente a todos, inspirador, que se destaca en una sociedad global gobernada por políticos oportunistas y deshonestos. En el mundo corrupto de hoy, tenemos a alguien que no lo es. Es uno de los pocos ejemplos en los que uno de los presidentes puede inspirar, con toda su capacidad de comunicación, a todo un pueblo, que no casualmente lo despidió entre lágrimas cuando abandonó su cargo. Fueron 150.000 personas que le dijeron al mismo tiempo “adiós” y “gracias” con lágrimas. Eso no lo logra cualquiera, y menos un presidente», escribe Kusturica en ese prólogo lleno de admiración por el líder sudamericano.

 

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