“Si la reforma de Fonasa avanza rápido, logramos el financiamiento que necesita y la creación de redes para la atención, una pregunta válida va a ser: ¿cuál es la necesidad de seguir con dos sistema separados?”. Esa frase del ministro de Salud, Jaime Mañalich, abrió nuevamente el debate de avanzar hacia un sistema único de salud. Esta vez, la posibilidad la esgrimió el propio Gobierno.
PUBLICIDAD
Según detalló el líder del Minsal, una vez que las reformas a Isapres y Fonasa lleven «uno o dos años» de funcionamiento, será necesario evaluar la factibilidad de un seguro único de salud. La idea se lleva cocinando durante largos meses en las comisiones de salud de la Cámara y el Senado, y entre las pocas diferencias, ya hay una columna central de acuerdos que dan una idea sobre cómo sería el nuevo sistema.
«Creo que es una decisión política que se puede tomar», dice Miguel Crispi, diputado RD y miembro de la Comisión de Salud de la Cámara. «Hay que tener un rediseño no solo del financiamiento, de la estrategia de salud», opina el senador Guido Girardi, de la Comisión de Salud de la Sala. «Se puede establecer una ruta para que en el futuro se pueda avanzar -en un mediano plazo- a un seguro único», continúa el senador Francisco Chahuán, integrante también de la Comisión.
Detalles más, detalles menos, hay un cierto consenso en lo que los distintos sectores políticos esperan del seguro nacional de salud. El único gran cuestionamiento es el tiempo.
Crispi explica a Publimetro que el fondo «es bastante sencillo. Se trata de tener un Seguro Nacional donde todos los chilenos coticemos nuestro 7% en el mismo fondo nacional». El diputado afirma que «eso es realmente tener seguridad social, porque hoy sólo se comparte el riesgo sanitario. Las personas mayores, quienes más se enferman, comparten su riesgo entre las personas que menos cotizan, que son el 80% de la población».
Eso permitiría, en el papel, acabar con el sistema paralelo de Isapres, pero no con su figura como tal. «Eventualmente, lo que ocurriría con el sistema único de salud es que las Isapres serían una especie de seguros complementarios. Eso se delinea en el escenario», explica el senador Chahuán.
Actualmente, según los registros de Fonasa, son 14.806.430 los beneficiarios del sistema proyectados a diciembre de 2019. De ellos, 8,4 millones son reales cotizantes. Por su parte, los usuarios de Isapre son 3.436.390 a septiembre de este año -2 millones son cotizantes y 1,4 millones son cargas-.
PUBLICIDAD
Entre cotización y aporte fiscal, un estudio de finales de 2018 establece que Fonasa dispone de unos $37 mil mensuales per cápita para gasto en atención. Por su parte, en Isapres, el último mes registrado recibió por el 7% de sus beneficiarios más de $172 mil millones, lo que asegura un monto per cápita cercano a los $50 mil. Pero ojo, si a eso se agregan los más de $80 mil millones mensuales que ingresan por seguros adicionales, el per cápita ronda los $73 mil.
«Chile tiene uno de los sistemas de salud más regresivos del planeta, muy parecido a las AFP. La gente tiene unas prestaciones en salud en función de su capacidad económica», explica Girardi.
La lógica es que si las 3,4 millones de cotizaciones se suman al fondo, la capacidad del Estado para comprar prestaciones crecería exponencialmente. Y con ello, se reduciría el precio de exámenes, bonos, consultas, procedimiento e incluso hotelería, haciendo posible reducir las listas de espera con cupos de clínicas privadas, por ejemplo.
Girardi explica que, bajo esa lógica, se podría asegurar que el 60% de la población -fondo A y B del Fonasa actual- tenga gratuidad en la atención. Y para lo que resta de la población, garantizar un «copago digno, donde el total del costo de atención por una enfermedad no supere el 15% para el usuario -10% para lo que sería el fondo C y 15% para el D-. Eso incluyendo prestaciones, hotelería y procedimientos».
La lupa en los detalles
Uno de los aspectos en los que enfatiza Girardi, es que «el rediseño del financiamiento también debe venir acompañado de la nueva estrategia en salud». El senador propone que, del 3,1% del PIB de aporte fiscal al sistema, se pase al 6%. Chile destina recursos muy por debajo del estándar internacional. En Europa, los países con sistemas decentes aportan entre el 7% y el 9%», estima.
La modernización comprendería, por ejemplo, que el grueso de los recursos se destinen «en la prevención y la atención primaria», para combatir los problemas de una población envejecida: infartos, hipertensión, cáncer, diabetes y accidentes vasculares. Además, Eso, sin embargo, son detalles que aún no se discuten.
El diputado Crispi añade que es necesario que acabar con Capredena y Dipreca, para que los miembros de FF.AA. y de orden público (3% de los beneficiarios) también se sumen al seguro nacional. Ese acápite, en sectores de Chile Vamos, no estaría contemplado en un primer término.
Tampoco está definido cuales serían las prestaciones que ofrecerían las aseguradoras. Desde RD y el PPD, suponen que asegurarían beneficios en hotelería de centros privados, o privilegios en algunos procedimientos.
Transición
¿En cuánto tiempo el seguro único sería una realidad? Desde la oposición estiman que es posible en un corto plazo, de aquí a 4 años. Por su parte, el senador Chahuán, en base a conversaciones entre RN y el propio ministro, estiman que sería de entre 5 a 10 años.
«RN ha planteado la posibilidad de establecer efectivamente unos planes garantizados de salud que son universales, tanto en Isapre como en Fonasa, que sean espejo. Ese es el camino de transición a cualquier reforma de un seguro único», detalló Chahuán.
El parlamentario afirma que se le pidió al ministro que el proyecto de reforma a Fonasa ingrese por el Senado, para tramitarlo de manera conjunta al de la ley anti abusos de las Isapres, que está en la Comisión. De aprobarse ambos y que los planes universales funcionen bien durante un par de años, el siguiente paso en RN será elaborar una propuesta como partido para un fondo único, y luego llegar al acuerdo de coalición.