La Fundación Educación 2020 actualmente es dirigida por Matías Reeves en el cargo de presidente del Directorio. Educación 2020 es una organización de la sociedad civil que trabaja para asegurar una educación de calidad, equitativa e inclusiva para los niños, niñas y jóvenes en Chile.
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Nació el año 2008 como un movimiento ciudadano, y se basa en el principio de que un buen sistema educativo es la piedra angular de una sociedad más democrática, participativa y justa. Hoy Educación 2020 también impulsa la transformación desde la sala de clases, a través de proyectos de innovación educativa que permitan que nuestros y nuestras estudiantes aprendan y estén preparados para el siglo XXI.
A continuación una entrevista con su fundador, Mario Waissbluth:
Usted fundó Educación 2020, fundación que en la década anterior fue relevante en el debate educacional. ¿Cuáles de los objetivos de la fundación se han cumplido hasta ahora?
Aclaro primero que ya llevo un año retirado, pero estoy seguro que E2020 seguirá siendo relevante hasta el 2030 y más allá. Dicho eso, en esa época fuimos algo voluntaristas, y no sopesamos suficientemente que los cambios los hacen los gobiernos y no una ONG. De hecho, tuvimos bastantes desacuerdos con los dos gobiernos de Piñera y Bachelet, aunque también algunos acuerdos.
En la misma línea, ¿Cuáles cree que han sido los cambios más destacados de la educación chilena?
Creo que hubo cambios muy importantes y que E2020 ha sido relevante en la mayoría de estos. Creamos conciencia, previamente casi inexistente, sobre la extrema relevancia de la educación inicial, donde han habido enormes avances, en cuya discusión legislativa y presupuestal participamos activamente. Lo mismo ocurrió respecto a educación técnica; la crucial nueva carrera docente; el peso excesivo y dañino del SIMCE; las nefastas políticas segregadoras de los últimos 40 años; y la sobrecarga burocrática de las escuelas, por nombrar algunas. Me atrevo a predecir que, tan sólo con estos cambios, los resultados educativos de Chile, tanto en calidad como equidad, irán mejorando significativamente en la próxima década.
¿Cuál es la mayor deuda pendiente del Estado respecto a la educación?
Sin duda alguna, educación pública. Salvo la Ley de Desmunicipalización al final de Bachelet II (que el actual gobierno ha impulsado con reticencia y a contrapelo), ningún Presidente ha tenido un interés real por llegar a mejorar esas escuelas y aulas. Es un tema donde E2020 ha propuesto medidas insistentemente y ha trabajado en terreno por años con innovaciones pedagógicas, pero sin mayor respuesta. El precio de esta negligencia lo está pagando Chile entero, y con intereses, en esta crisis.
¿Cuál es su opinión de la gestión del actual Gobierno en esta materia?
Del 2008 hasta hoy, me ha tocado convivir u observar a 10 ministros de educación de todos los colores. La actual Ministra no sólo ha sido la de menores resultados, sino que, a mi juicio personal, también la de acciones y actitudes más conflictivas en cuanto a la segregación escolar, y a su carencia de interés por la educación pública. Hay personas de su propia coalición que así lo perciben y comentan, pero desgraciadamente en privado.
Respecto a la PSU, donde los secundarios señalan que «no están las condiciones necesarias para rendirla». ¿Cree que debería aplazarse?
Por supuesto que este no es el mejor momento, pero ojalá algunos escolares no decidan tomarse recintos ese día. Creo que no dimensionan el daño que podrían hacerle a sus compañeros de generación. Si aplazar o no, en verdad no tengo claros los pro y contras, es algo que el DEMRE debe sopesar.
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¿Es la PSU un buen mecanismo de medición de conocimientos? ¿Cuáles son las otras opciones?
En todos los países hay pruebas estandarizadas, y son útiles, pero tienen un peso relativo menor. Yo siempre he dicho que su peso en Chile debe disminuir, y que el del Ranking (no así el NEM) debe aumentar, así como otros elementos cualitativos como entrevistas, participación en proyectos, liderazgo en su escuela.
Sería un buen momento para que las Ues e Institutos, que son quienes deciden, carrera por carrera, comiencen a avanzar en esa dirección, aunque sea al nivel de pruebas piloto en algunas carreras. Por ejemplo, por mucho que un estudiante de pedagogía saque buenas notas en la escuela o puntaje PSU, eso no asegura un buen profesor. Debería pasar por entrevistas y pruebas sicométricas, para ver si tiene verdadera pasión por educar. Podrá ser costoso, pero es mucho más costoso tener un profesor poco motivado en las aulas.
Educación 2020 en sus inicios planteaba lograr sus objetivos para el 2020. ¿Estamos muy lejos de la meta?
Aunque no me creas, el número 2020 fue pensado en menos de 10 minutos, cuando no habíamos siquiera decidido convertirnos en Fundación estable, sino para participar en un programa de Tolerancia Cero. Fue y es un mero slogan, no un año clave, como algunos creen y a veces nos lo quieren «cobrar». Ya es una marca institucional, pero insisto en que creo que habrá 2020 hasta el 2030 y más allá. La lucha por la educación no termina nunca en Chile ni América Latina, donde ya hemos estado presentes. Nuestros pares y amigos argentinos se llaman Educación 2050.