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El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, dijo no haber recibido pruebas contundentes de que cuatro embajadas de su país estaban amenazadas en el momento en que el presidente Donald Trump ordenaba la muerte del general iraní Qassem Soleimani.
Consultado si Soleimani estaba planeando los ataques insinuados por Trump, Esper manifestó que «el presidente no citó una prueba en concreto, y yo no he visto ninguna, en lo que a las cuatro embajadas se refiere«, aunque sí reconoció haber tenido indicios de que el militar iraní iba a atentar contra la legación norteamericana en Bagdad.
El jefe del Pentágono, sin embargo, mencionó que coincidía con Trump en que «es probable que (los iraníes) fueran a atacar las embajadas, porque son el punto más destacado de la presencia estadounidense en un país«.
En tanto, el funcionario manifestó que las protestas ocurridas en Teherán tras el derribo de un avión ucraniano demuestran que el pueblo iraní está «defendiendo y haciendo valer sus derechos, sus aspiraciones por un mejor gobierno, un régimen diferente«, lo que Washington espera que sirva para acentuar la presión antes los dirigentes máximos de la república islámica.